Peligro para tu salud si fríes mucho las croquetas

Las croquetas, esa ración tan clásica de la gastronomía española a la que pocos podemos resistir. ¿Pero sabes qué ocurre si las fríes demasiado?

Las croquetas son uno de los platos más queridos en la gastronomía, pero su método de preparación, especialmente cuando se fríen en exceso, puede convertirlas en un riesgo para la salud. Aunque aparentemente inofensivas, freír croquetas a altas temperaturas o durante demasiado tiempo genera sustancias perjudiciales que debemos tener en cuenta al disfrutar de este delicioso bocado.

El principal problema radica en la formación de acrilamida, un compuesto químico que surge al cocinar alimentos ricos en almidón, como el pan rallado, a temperaturas superiores a 120 °C. Este compuesto ha sido clasificado por organismos internacionales, como la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), como potencialmente cancerígeno para los humanos. Cuanto más doradas o quemadas estén las croquetas, mayor será la concentración de acrilamida.

Freír croquetas a altas temperaturas o durante demasiado tiempo genera sustancias perjudiciales para tu salud 

Además de la acrilamida, las croquetas excesivamente fritas pueden absorber una cantidad significativa de aceite, aumentando su contenido calórico y su proporción de grasas poco saludables. Consumir grasas trans o saturadas en exceso se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y problemas metabólicos.

Ración de croquetas. Foto: Unsplash

Otro aspecto a considerar es la calidad del aceite utilizado. Muchas personas reutilizan el aceite varias veces para freír, lo que puede ser peligroso. Al calentarse repetidamente, los aceites generan compuestos tóxicos como los aldehídos, que también están relacionados con problemas de salud a largo plazo.

Hornear o usar freidoras de aire puede ser una buena alternativa

Para disfrutar de las croquetas de forma más saludable, es importante prestar atención a la técnica de fritura. Usar aceites de calidad, como el de oliva, y evitar recalentar el aceite en exceso puede marcar la diferencia. También se recomienda freírlas a una temperatura moderada (alrededor de 170-180 °C) para lograr un dorado uniforme sin quemarlas.

Por otro lado, explorar alternativas más saludables, como hornear o usar freidoras de aire, puede reducir significativamente los riesgos asociados a la fritura tradicional. Estas técnicas permiten disfrutar del sabor y la textura crujiente de las croquetas con menos grasas y sin la formación de acrilamida.