Por culpa del Príncipe Harry, Carlos III ha desarrollado graves problemas mentales
La ansiedad ha sido el pan de cada día para Carlos III
El rey Carlos III atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida personal. La distancia con su hijo, el príncipe Harry, no solo ha provocado un terremoto mediático sin precedentes en la Casa Real británica, sino que además ha dejado profundas huellas en la salud mental del monarca. En los últimos meses, aseguran fuentes cercanas, el soberano habría experimentado episodios severos de ansiedad, una creciente sensación de soledad e incluso síntomas que apuntan a una depresión silenciosa. Durante meses lo ha pasado muy mal, incapaz de encontrar alivio al vacío que le produce la relación rota con su hijo.
Y es que el distanciamiento con Harry ha roto por completo la armonía que el monarca anhelaba mantener en su familia. Desde la partida del príncipe a Estados Unidos junto a Meghan Markle, las heridas no han hecho más que abrirse. La falta de reconciliación y los continuos reproches públicos habrían dejado a Carlos en una situación de desamparo emocional, viéndose incapaz de superar el muro que su propio hijo levantó entre ambos.
Todo en contra de la salud mental de Carlos III
De este modo, el hecho de no poder ver crecer a sus nietos ha sido otro golpe devastador para el rey. La idea de que Archie y Lilibet apenas lo conocen lo atormenta. Sus amigos más íntimos señalan que, en la intimidad, se desmorona al pensar que esos lazos de sangre se están perdiendo con el paso del tiempo. A ello se suma la constante presión mediática y política que rodea a la corona, una carga que intensifica aún más su vulnerabilidad emocional.
La realidad es que en los pasillos de palacio muchos han notado un cambio en el monarca. Su semblante apagado, sus silencios más largos y la falta de entusiasmo en los actos oficiales hablan de un hombre herido en lo más profundo. No se trata únicamente de un conflicto familiar, sino de una batalla interna que amenaza con debilitar su reinado. Pese a ello, el soberano ha dado un paso importante: tiene lista una reunión con Harry, un encuentro que podría convertirse en la primera piedra para recomponer el vínculo perdido.
Así pues, mientras el rey Carlos III intenta mantener el equilibrio entre su papel institucional y su tormento personal, el Reino Unido observa con inquietud a un monarca atrapado entre el deber y el dolor de un padre que sufre por no tener a su hijo ni a sus nietos cerca.