Oficiales de San Javier explican que Leonor utiliza a reclutas para que le limpien las letrinas

La rutina diaria en la Escuela del Aire plantea retos inesperados para todos los alumnos

Leonor se encuentra inmersa en su último año de formación militar en la Escuela del Aire, un año que representa el desafío más exigente de los tres que ha cursado. Esta etapa, destinada a los alumnos de cuarto curso, combina intensas prácticas de vuelo con una carga teórica importante. Aunque la princesa no es especialmente aficionada a las armas ni a los entrenamientos físicos, su itinerario ha sido adaptado para ella, permitiéndole completar la formación en tres años, con un ritmo diferenciado al del resto de sus compañeros.

A pesar de sus limitaciones físicas, los oficiales destacan su buena disposición. “Tiene intención, pero no siempre logra seguir el ritmo de los demás”, comentan. Leonor ha reconocido en ocasiones que no está preparada para las exigencias del curso, y sus resultados prácticos reflejan esta realidad: suele ocupar las últimas posiciones en las pruebas físicas. Sin embargo, en lo académico su rendimiento es destacado; las clases teóricas se le dan muy bien y es considerada una estudiante aplicada. La princesa ha expresado a su entorno su deseo de finalizar esta formación cuanto antes, con la intención de continuar su educación en la universidad, al igual que su hermana Sofía.

El día a día en la Escuela del Aire es exigente para todos los cadetes. La jornada comienza a las 6:30 con la diana, seguida de 30 minutos para aseo, preparación de la cama y formación en el patio para el recuento. Las clases teóricas arrancan a las 7:45 y se extienden hasta la tarde, alternando con vuelos prácticos que cambian según el calendario semanal. La organización es estricta, y el tiempo libre escaso, dejando apenas margen para el descanso o el estudio personal.

Tareas domésticas: un deber que ella delega

Aunque la escuela cuenta con personal de limpieza, todos los cadetes deben encargarse de ciertas tareas básicas: recoger platos, hacer la cama, poner lavadoras y mantener los baños en condiciones. Sin embargo, según los oficiales consultados, Leonor ha optado por no participar activamente en estas labores. En su lugar, utiliza a sus compañeras para que sean ellas quienes asuman estas responsabilidades.

La princesa comparte habitación con tres compañeras y tiene acceso a baño propio, además de un comedor tipo bufé donde puede elegir libremente su comida. A pesar de contar con estos privilegios, los oficiales recalcan que el reparto de tareas domésticas es una parte de la formación y disciplina que todos los cadetes deben cumplir. Su decisión de delegar estas obligaciones a sus compañeras refleja, para algunos, la dificultad de adaptarse a ciertos aspectos de la vida militar más allá del entrenamiento académico y físico.