Oficiales de San Javier explican que Leonor es incapaz de aterrizar el avión en el simulador
La princesa vive una etapa formativa marcada por retos inesperados en San Javier
La formación militar de la princesa Leonor ha estado envuelta en una mezcla de deber, resistencia y presión mediática. Desde que comenzó con el Ejército del Aire, el 1 de septiembre, ha tenido claro que esta etapa era obligatoria, aunque no formara parte de sus planes personales. Leonor quería seguir el camino que muchos jóvenes de su edad eligen sin dudar: entrar en la universidad y comenzar una vida académica más tradicional. Su madre, la reina Letizia, apoyaba esta idea. Sin embargo, Felipe VI fue contundente al recordar que la preparación militar es parte irrenunciable de su futuro institucional.
Quienes la rodean aseguran que la heredera ha mostrado disciplina y respeto por cada indicación recibida. Aun así, no ha sido fácil. Después de superar la instrucción en el Ejército de Tierra y la Armada, pensó que las mayores dificultades habían quedado atrás. Pero San Javier le presentó un desafío que no esperaba: enfrentarse a su miedo a volar.
Fuentes cercanas confirman que Leonor sufre vértigos y una notable fobia a las alturas, un bloqueo que vuelve especialmente dura la fase aérea de su formación. Por mucho que el pilotaje no vaya a ser parte central de sus responsabilidades futuras, esta etapa es un requisito académico imprescindible para su trayectoria castrense.
El simulador, un reto mayor de lo previsto
La princesa se ha incorporado directamente al nivel de los cadetes de cuarto curso, quienes ya están preparados para realizar vuelos reales en el avanzado PC-21. Ella, en cambio, debe empezar por dominar el simulador, una herramienta extremadamente realista que reproduce cada vibración y cada cambio de velocidad como si estuviera en pleno cielo.
Es precisamente ahí donde han surgido los mayores problemas. Según oficiales de la Academia General del Aire, Leonor experimentó dificultades especialmente graves durante la fase de aterrizaje. En más de una ocasión se ha quedado completamente bloqueada ante la maniobra final, incapaz de completar el descenso. El equipo docente insiste en que los errores son habituales en las primeras sesiones, pero reconocen que el progreso de la princesa está siendo más lento de lo esperado.
Para garantizar su avance y su seguridad futura, le han asignado una instructora que la acompaña paso a paso. Cuando llegue el momento de su primer vuelo real, no lo hará sola bajo ningún concepto: su instructora viajará con ella en todo momento.