Mofas entre los compañeros de Leonor en San Javier por el video de Juan Carlos

El mensaje del rey emérito ha generado comentarios inesperados en el entorno de la Princesa Leonor

En los últimos días, el inesperado vídeo del Juan Carlos I ha provocado reacciones encontradas en la esfera pública, y al parecer también fuera de ella. Quizás lo más llamativo es que, según ciertos rumores, incluso entre los compañeros de la hija de los reyes en San Javier, donde estudia la Leonor de Borbón,  se han escuchado “mofas” o comentarios irónicos sobre esa intervención audiovisual.

El vídeo que genera revuelo

En el clip, Juan Carlos I aparece solo, ante una bandera de España, pidiendo a los jóvenes que apoyen a su hijo, Felipe VI, en su tarea de “unir a los españoles”. Además, justifica la publicación de sus memorias como un esfuerzo por presentar “la historia reciente” sin “distorsiones interesadas”. 

Sin embargo, el gesto no cayó bien en todas partes. Fuentes cercanas a la institución monárquica se mostraron sorprendentemente incómodas: la Casa Real aseguró que no fue informada sobre la grabación, y lo calificó como innecesario e inoportuno. 

También hay voces críticas en medios de comunicación. Para algunos, por ejemplo la periodista María Manjavacas , el vídeo resultó “demasiado casero” y con “un punto chusco”, lo que inicialmente generó dudas sobre su autenticidad. Pero era real. En su opinión, lejos de reconciliar, el vídeo tiene un aire de autopromoción (o incluso de “autovenganza”).

Reacciones en San Javier: de la burla al escepticismo

Que este vídeo se comentase entre compañeros de estudios de Leonor en San Javier, con mofas, ironías o simplemente con incredulidad, no resulta sorprendente. Para muchos jóvenes, ver a un rey emérito grabando un mensaje solemne reclamando apoyo para su hijo puede chocar con su cotidianidad escolar: un contexto en el que los símbolos institucionales pesan poco, y en el que los códigos de humor, burla o escepticismo prevalecen.

Estas reacciones, de murmullos, risas contenidas, o bromas, reflejan más un distanciamiento generacional que una afrenta real a las personas implicadas. No se trata tanto de “falta de respeto” como de un acto reflejo de extrañeza ante algo que muchos ven como fuera de lugar: una figura del pasado intentando repetir protagonismo en un entorno juvenil donde la monarquía tiene, para algunos, un valor simbólico débil.

Pero el hecho de que estas burlas circulen, aunque discretas, en forma de comentarios entre compañeros, dice algo: la conciencia social crítica frente a los intentos de recuperar antiguos brillos institucionales. Y quizás también revela una distancia, natural o forzada, entre lo que representan los viejos símbolos y lo que sienten quienes crecieron bajo otras realidades.