Miguel Urdangarin no pasa las pruebas tras un año de preparación
Miguel no estaba en un año sabático, se preparaba unas pruebas de acceso
A lo largo de los últimos meses, no hemos hablado poco de la desastrosa vida que lleva Miguel Urdangarin. El menor de los varones Urdangarin se ha acostumbrado a llevar una vida sumida en el caos y en la fiesta. El hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin ha aprendido a vivir a su propio gusto sin tener que rendir cuentas a nadie. De hecho, no eran pocos los que apuntaban al hecho de que Miguel se había tomado este 2025 como un año sabático, para poder centrar su mente en su nuevo objetivo. Sin embargo, la realidad es que el joven ya se estaba preparando para un examen de acceso muy importante.
La realidad es que hasta hace unos meses, todo el mundo tenía en muy buena consideración a Miguel Urdangarin, el joven fue capaz de sacar adelante su carrera universitaria como biólogo marino y apuntaba a ser el alumno aventajado de la familia Urdangarin. Sin embargo, la realidad ha acabado siendo muy diferente a lo que todos se esperaban de él. Miguel ni se ha planteado eso de trabajar. Al menos hasta ahora.
Un año de preparación a la basura
La realidad es que este último año debió haber servido para que Miguel tratara de prepararse para unas pruebas de acceso al puesto de becario para una empresa muy importante dedicada al mar. Esa posición era la ideal para alguien como Miguel. Sin embargo, lejos de prepararse a conciencia la prueba previa para descartar a los primeros candidatos, falló estrepitosamente y quedó fuera a las primeras de cambio. De nuevo sin trabajo.
Esta situación ha generado cierta preocupación en el seno de la familia Urdangarin. Todo el mundo pensaba que Miguel iba a tener un futuro brillante. Sin embargo, en estos últimos tiempos ha perdido la cabeza y ha preferido dar prioridad a la fiesta antes que a los estudios y a lo que de verdad importa. Suspendiendo las pruebas de acceso y volviendo al punto de partida de siempre.
Así pues, ahora ni Cristina ni Iñaki saben qué hacer con un Miguel Urdangarin que llega al verano sin tener nada que hacer, más allá de seguir disfrutando de la vida sin tener en cuenta que algún día debería comenzar a trabajar.