Meghan Markle provocó que trabajadores de Buckingham acabaran internados con un cuadro severo

La cara oculta de Meghan Markle es temida por todo su entorno

Meghan Markle ha comenzado a ser protagonista de un nuevo formato televisivo en Netflix donde, con la excusa de la cocina, aprovecha para mostrar al mundo su cara más alegre. Sin embargo, la realidad es que, como se reveló recientemente en Vanity Fair, es un verdadero ogro con todas las personas que la rodean. Especialmente, con los equipos de trabajadores que conviven con ella en el día a día, a los que acostumbra a tratar realmente mal y definiendo a la actriz como una persona prepotente y problemática.

En este sentido, sus problemas conductuales no solamente está sucediendo en su mansión de Montecito, en Estados Unidos, sino que, Meghan Markle ya tuvo graves problemas de actitud a la hora de relacionarse con el equipo de trabajadores que la acompañaba en Buckingham, a los que habría tratado tan mal, que provocó que más de un empleado de la Casa Real de Gran Bretaña pidiera ausentarse de su puerro de trabajo porque le era imposible convivir con las constantes correcciones y los incesantes ataques de una Meghan Markle que nunca fue capaz de cambiar su actitud para tratar de forma adecuada a los trabajadores de Buckingham, lo que provocó más de un choque entre los Windsor y la actriz.

Meghan envió a empleados de Buckingham a terapia

Ante esta situación, lo peor de todo no fue que los empleados de la Casa Real pidieran unos días de descanso, sino que algunos fueron más lejos y acudieron a terapia psicológica como respuesta a los graves incidentes que tenían de forma, prácticamente diaria, con Meghan Markle, a la que nunca le parecía bien lo que hacían sus trabajadores. Y es que el ambiente era tan tóxico que rara vez los empleados aguantaban más de un mes junto a la Duquesa de Sussex.

Un patrón que se repite en Estados Unidos

La realidad es que la actitud de Meghan no ha cambiado en nada desde que está en Estados Unidos. La actriz llegó a Montecito con las mismas exigencias que arrastraba en Buckingham. Y es que las reprimendas por parte de la Duquesa de Sussex siguen siendo constantes.

Así pues, lejos de corregir su actitud, Meghan Markle sigue siendo una absoluta déspota con sus trabajadores, a los que ya no es ninguna novedad que mande directamente a terapia psicológica por culpa del irrespirable ambiente que hay alrededor de la Duquesa de Sussex.