Los socios del Club Náutico de Palma sueltan pestes de Letizia y las niñas, especialmente de Leonor

El verano en Mallorca arranca con ausencias notables y un ambiente cada vez más tenso

El ambiente en el Club Náutico de Palma de Mallorca está cargado y no es por la competición. Los socios del club no disimulan su descontento con la reina Letizia. La acusan, directamente, de despreciar sus tradiciones. Su ausencia en las actividades náuticas ya no sorprende, pero sigue molestando. Tampoco gusta su manera de tratar la isla, como un trámite más que como un destino de vacaciones real.

Letizia apenas pisa Marivent. Sus estancias se han reducido a lo mínimo. Este año, ni ella ni sus hijas han aparecido en el club. Mientras el rey Felipe VI cumple con sus compromisos y se sube al velero Aifos, ellas prefieren otros planes. Sofía y Leonor estuvieron en Suiza apoyando a la selección femenina de fútbol. Letizia, en Tenerife, en un acto cultural. Y aunque se espera que aparezca este fin de semana para presidir un festival de cine, el gesto llega tarde para muchos.

Leonor, sin regata por decisión de su madre

Uno de los rumores más comentados este verano era la posible participación de Leonor en la Copa del Rey de Vela. Sería su gran debut. Tiene formación en la Armada, y no le faltan capacidades. Pero parece que su madre ha dicho que no. Letizia no quiere que sus hijas se asocien con nada que huela a los Borbones. Ni siquiera con la vela, que tanto ha marcado a la familia del rey Felipe.

En el Club Náutico, esto ha caído como un jarro de agua fría. Muchos recuerdan cómo la reina Sofía pagaba clases de vela a todos sus nietos... menos a Leonor y Sofía. Y todo, dicen, por decisión de Letizia. Nunca han ido a ver a su padre competir, y no pisan el club. Allí, ya se habla abiertamente de que no son bienvenidas.

Los socios sienten que Letizia ha roto el vínculo entre la familia real y la isla. Y algunos ya piden que se recupere el Palacio de Marivent para los ciudadanos. Porque, dicen, si no lo usan como se pactó, mejor que vuelva a ser de todos. En Palma ya no se habla de distanciamiento, sino de ruptura total entre la Reina y la tradición náutica que tanto representa a la isla.