Los servicios médicos de Casa Real están tratando a Letizia por la misma enfermedad agravada
Las recientes apariciones de la reina vuelven a generar preguntas sobre su estado físico y emocional
En las últimas semanas, el estado físico de la reina Letizia ha vuelto a generar un notable revuelo mediático. Su presencia en diversas ceremonias y reencuentros institucionales ha dejado al descubierto una imagen que preocupa: aparece con vestidos que dejan ver unos brazos extremadamente delgados y una silueta que muchos describen como más marcada que nunca. Aunque ella mantiene su habitual serenidad en público, quienes la han visto de cerca coinciden en que se muestra más frágil.
No es la primera vez que sufre una situación similar. En el pasado, episodios de estrés, nerviosismo y pérdida de apetito ya le pasaron factura, obligando a los médicos de la Casa Real a intervenir para evitar complicaciones mayores. Según fuentes, los servicios médicos estarían tratándola nuevamente por la misma afección, solo que esta vez el cuadro se habría intensificado debido a la acumulación de responsabilidades y a un ritmo institucional que no siempre es fácil de sostener.
Letizia siempre ha destacado por su autoexigencia y su obsesión por el control. Cada acto público, cada gesto y cada palabra son cuidados al milímetro. Sin embargo, esa búsqueda constante de perfección podría estar generando una presión emocional difícil de gestionar. Los últimos eventos importantes, incluidos aquellos en los que sus hijas también han sido protagonistas, habrían añadido una carga adicional que estaría resintiendo su salud.
Silencio institucional y una imagen que habla por sí sola
Mientras crecen los comentarios en redes sociales y en tertulias especializadas, Zarzuela mantiene un silencio absoluto. La estrategia oficial es continuar con los compromisos programados sin dar pie a especulaciones. No obstante, la imagen de la reina habla por sí misma. En recientes apariciones, su rostro se ha visto más afilado y su mirada, aunque firme, transmite cierto cansancio que no pasa desapercibido.
Ni el maquillaje ni el protocolo han logrado suavizar la delgadez evidente. Y aunque desde la Casa Real se insiste en que todo está bajo control, lo cierto es que Letizia ha reducido su participación pública en comparación con años anteriores. Algunos interpretan este cambio como una forma de protegerla; otros, como una señal más de que su estado requiere atención y descanso.
Lo que sí parece claro es que la reina atraviesa un momento delicado. La carga emocional, el estrés y una alimentación alterada habrían reactivado una enfermedad que ya vivió en el pasado. Sus recientes apariciones, con vestidos que dejan ver unos brazos extremadamente finos, han encendido de nuevo todas las alarmas.