Letizia y Felipe VI, guerra en Zarzuela por el video de Juan Carlos I, acusa a su marido de ser un calzonazos

Un nuevo episodio en Zarzuela reaviva tensiones internas y pone a prueba la estabilidad del matrimonio real

La reciente difusión de un vídeo protagonizado por Juan Carlos I ha puesto patas arriba los pasillos de Casa Real y ha descolocado de nuevo a Felipe VI y a Letizia Ortiz. En ese clip, Juan Carlos I se dirige directamente, con tono solemne, a los jóvenes españoles, aludiendo a la historia reciente del país, y pide explícitamente su apoyo para Felipe VI, en su “duro trabajo de unir a todos los españoles”.

La reacción de Zarzuela no se hizo esperar: fuentes oficiales calificaron la publicación del vídeo de “inoportuna e innecesaria” y aseguraron que no habían sido informadas previamente de su difusión. La desautorización pública evidencia una profunda molestia institucional: muchos ven el gesto como un intento de reescribir la historia, que podría socavar la labor de reconciliación que acompaña a la publicación de sus memorias.

El ambiente en la familia real se tiñe otra vez de tensión. Lo que podría haber sido un mensaje histórico, y quizá bienintencionado, se interpreta como una provocación hacia el presente de la Corona. Lo grave no solo es el contenido, sino que se haya hecho sin aviso: demuestra, según allegados a Felipe, que Juan Carlos actúa “a su aire”, sin medir las consecuencias.

Rumores, reproches y la sombra de “calzonazos”

En medio de este conflicto institucional emerge otro frente: el personal. Diversos medios aseguran que Letizia habría acusado a Felipe de ser un “calzonazos”, es decir, demasiado pasivo, demasiado permisivo, por no frenar ni impedir la publicación del vídeo y las memorias de Juan Carlos, sabiendo que su difusión reabriría viejos agujeros.

Algunos articulistas señalan que esta no sería la primera vez que Letizia expresa su malestar frente a lo que considera una excesiva tolerancia de su marido hacia actos que podrían dañar la reputación de la Corona. La tensión, dicen, no es únicamente institucional o mediática: hay heridas personales, sentimientos de traición e impotencia.

Este reproche no solo revela una crisis de confianza en lo familiar, sino un choque de prioridades: Letizia parece priorizar la limpieza de imagen, el control mediático y la dignidad institucional; Felipe, por su parte, habría optado por evitar un choque directo con su padre, quizás en busca de moderación. Pero esa moderación ahora se paga: con críticas duras, tensión interna y una Casa Real tambaleándose en su propia casa.