Letizia se queda como Dios la trajo al mundo dentro del coche oficial
Una de sus costumbres más curiosas durante los desplazamientos oficiales
La reina Letizia tiene una agenda que apenas le deja tiempo para respirar. Entre actos oficiales, recepciones y viajes, el tiempo corre en su contra. Por eso, en más de una ocasión, ha optado por cambiarse de ropa dentro del coche oficial que la transporta. Su objetivo es claro: no repetir vestuario y llegar siempre impecable a cada compromiso.
Los cristales tintados del vehículo le garantizan privacidad desde el exterior. Nadie puede verla mientras se cambia, aunque dentro del coche la logística es más complicada. El chofer debe concentrarse en la conducción y no puede interferir, mientras que el equipo de seguridad y asistentes prepara cada detalle: ropa, zapatos, accesorios y complementos. Todo listo para que la reina pueda cambiarse con rapidez y discreción, incluso mientras el vehículo avanza.
Esta dinámica, sin embargo, no es fácil para el personal que la acompaña. Mantener la discreción y cumplir con los tiempos exige paciencia y coordinación. Algunos asistentes han llegado a renunciar por el desgaste que supone trabajar bajo estas condiciones. Aun así, para Letizia, esta práctica es una necesidad: le permite cumplir con su apretada agenda sin sacrificar estilo ni protocolo.
La rutina se extiende al extranjero
La costumbre de cambiarse en el coche no se limita a España. Durante sus viajes oficiales al extranjero, como en China, la reina mantiene la misma rutina. Entre desplazamientos y compromisos oficiales, aprovecha los trayectos para ajustar su vestuario y llegar siempre lista a cada evento.
El proceso exige coordinación total entre su equipo de seguridad, asistentes y personal de protocolo. Todo debe estar preparado al milímetro para garantizar que los cambios se realicen con rapidez y sin interrupciones. Lo que para muchos podría parecer improvisación es, en realidad, una estrategia perfectamente organizada que combina eficiencia, discreción y estilo.
Así, el coche oficial se convierte en un espacio fundamental en la vida diaria de la reina. Allí se cruzan las necesidades de tiempo, protocolo y moda, permitiendo que Letizia cumpla con cada acto sin retrasos. Aunque la rutina pueda resultar exigente para quienes la acompañan, para ella representa una forma práctica de mantener su imagen impecable, tanto dentro como fuera de España.