Letizia se niega a asistir al almuerzo privado de El Pardo del sábado 23 de noviembre si va Juan Carlos I
Tensión en la familia real por la posible presencia de Juan Carlos I en El Pardo
El próximo sábado 23 de noviembre está marcado en rojo en la agenda de la Casa Real: un almuerzo estrictamente privado en el Palacio del Pardo, pensado como un encuentro familiar que conmemora medio siglo desde la proclamación de Juan Carlos I como rey de España. Sin embargo, la expectativa sobre la asistencia del rey emérito sigue en el aire. A día de hoy, no ha confirmado su presencia, lo que añade un aire de suspense a una celebración que debería ser íntima.
Aunque Felipe VI extendió personalmente la invitación, el silencio de su padre mantiene la tensión en la familia. Para muchos, la demora no se interpreta como una negativa, sino como una maniobra estratégica: Juan Carlos I, acostumbrado a controlar los tiempos de la narrativa, sabe que incluso un silencio prolongado comunica mucho. Además, la reciente publicación de sus memorias, Reconciliación, ha reavivado viejos conflictos y recriminaciones que, por ahora, eclipsan el espíritu festivo de la ocasión.
Letizia y la línea roja de las memorias
La reina Letizia, por su parte, ha dejado claro que no asistirá al almuerzo si Juan Carlos I decide presentarse. Su decisión no es caprichosa ni una simple demostración de orgullo; se centra en el contenido de las memorias del emérito, donde se relatan episodios íntimos que han tensionado la relación familiar y que, según Letizia, resultan difíciles de digerir incluso en el ámbito privado. “No quiere ni verlo”, comentan desde fuentes cercanas, dejando entrever que la presencia de Juan Carlos I sería un detonante emocional imposible de manejar en un evento que debería ser sereno y familiar.
Así, el almuerzo de El Pardo se perfila como un delicado equilibrio entre historia, afecto y protocolos. Felipe VI se encuentra atrapado entre la lealtad filial y la necesidad de preservar la imagen de la Corona, mientras la reina Letizia marca sus límites personales con claridad. La incógnita sobre la asistencia del emérito mantiene a todos a la expectativa: la decisión final, más allá de los rumores y la especulación mediática, dependerá exclusivamente de él. Y aunque se espera que finalmente acuda, el gesto de Letizia marca un punto de inflexión en la dinámica familiar, dejando claro que, a veces, incluso en la realeza, hay líneas que no se cruzan.