Letizia se encierra en lavabos para fumar cuando va actos fuera de Zarzuela

La reina consorte muestra un lado más humano y menos perfecto del que estamos acostumbrados a ver.

En una monarquía tan severa como la española, la vida de Letizia Ortiz siempre ha sido minuciosamente analizada. La prensa, los ciudadanos e incluso los ámbitos de alto nivel parecen demandarle una perfección inaccesible.

No obstante, de acuerdo con fuentes próximas a la reina consorte, tras la impecable fachada se encuentra una mujer que, al igual que cualquiera, posee sus momentos de vulnerabilidad y costumbres que no están en sintonía con su imagen pública.

Un hábito secreto que solo confía a sus íntimos

No es una sorpresa para sus amigos más íntimos que Letizia fuma, un aspecto que ha estado escondiendo durante años del escrutinio público. De acuerdo con declaraciones privadas, cuando acude a eventos oficiales fuera de Zarzuela, tiende a encontrar razones para distanciarse por unos minutos y refugiarse en los baños. En ese lugar, en el espacio privado, aprovecha para fumar un cigarrillo y mitigar el estrés que le producen sus numerosas obligaciones y la presión de representar a la Corona.

"Lo realiza de manera discreta, casi como si estuviera perpetrando un pecado", narra una fuente cercana al núcleo familiar de la reina. "Es su manera de desconectarse de todo, de experimentar una sencillez por un instante". No obstante, esta costumbre no es algo que le agrade mostrar. En privado, Letizia ha expresado su frustración por no tener la oportunidad de gozar de elementos tan sencillos como una conversación relajada con un cigarro en la mano, tal como lo hacía en sus años como periodista.

Según el periodista Jaime Peñafiel, Letizia trabajaba como azafata en una conocida marca de cigarillos en México. La reina consorte ha sido distinguida como una ferviente promotora de la batalla contra el tabaco, que en su pasado lo catalogaba como una "enfermedad social y médica". Sin embargo, esa defensa no le sirvió de mucho en la actualidad.

La imagen de perfección se tambalea

Para la audiencia, Letizia siempre ha simbolizado elegancia, autocontrol y un compromiso total con su función de reina consorte. Pero aquellos que la conocen comprenden que no es tan idealizada como parece. Además de fumar cigarrillos, parece que ocasionalmente disfruta de una copa de vino o de algún cóctel en encuentros personales. Estos pormenores, a pesar de ser menores, han provocado un fascinante debate acerca de la imagen pública de Letizia.

Por una parte, existen personas que consideran que estos patrones son un reflejo de hipocresía, dado que su reputación pública parece negar cualquier forma de "imperfección". Por otro lado, hay quienes consideran que la vuelven más íntima y genuina, distanciándola del estereotipo estricto de la realeza. Letizia, más allá de los protocolos y la etiqueta, parece estar en una continua batalla por convertirse en la reina que España anhela y mantener su lealtad.

La imagen que proyecta no siempre se alinea con sus actos personales, pero tal vez sea eso lo que la convierte en algo más humano. Como todos, posee sus pequeñas contradicciones que nos hacen recordar que, tras las joyas y los atuendos de alta costura, existe un individuo que, ocasionalmente, requiere un descanso, incluso si es en un baño con un cigarrillo prendido.