Letizia, protagonista para mal en China con Casa Real obligada a pedir disculpas
Primeros días del viaje de Estado dejan gestos inesperados y cierta tensión en los actos oficiales
El viaje de Estado de los Reyes a China comenzó el pasado domingo con un aterrizaje en Chengdu el lunes por la mañana. Don Felipe y doña Letizia, acompañados por los ministros José Manuel Albares y Carlos Cuerpo, fueron recibidos con honores por el vicegobernador de Sichuan. A simple vista, el protocolo se cumplió a la perfección. Sin embargo, quienes asistieron a los primeros actos no pudieron evitar notar la actitud distante de la reina.
Doña Letizia se mostró pasiva durante la jornada. Su expresión era seria y poco expresiva. Apenas interactuó con los anfitriones, lo que generó un ambiente incómodo en los actos públicos. Mientras Felipe VI se movía entre empresarios y autoridades chinas, la reina permanecía al margen, aparentemente indiferente a los discursos y saludos protocolarios. Este comportamiento contrastó con la cordialidad esperada en una visita de Estado, y algunos medios locales lo interpretaron como desdén hacia la ceremonia.
Actos protocolarios y críticas inesperadas
El martes se celebró un foro económico España-China y la visita a las instalaciones de Indra en el aeropuerto de Chengdu. Felipe VI participó activamente en ambos eventos, mientras Letizia optó por actos más simbólicos, como la conmemoración del 150º aniversario de Antonio Machado en el memorial de la poeta Xue Tao. Allí lució un vestido fucsia de tweed, ya usado en los Premios Princesa de Asturias. Sin embargo, su presencia fue breve y fría, con gestos que evidenciaban incomodidad.
La combinación de distancia, falta de interacción y expresiones neutras provocó malestar entre los asistentes chinos. La Casa Real se vio obligada a emitir una explicación que buscaba suavizar la situación, asegurando que la reina estaba interesada en la cultura local y comprometida con los actos. La comunicación oficial intentó contrarrestar las críticas, pero la imagen de Letizia como protagonista negativa del viaje ya había calado.
El contexto global tampoco ayudaba: China se encuentra en el centro de la geopolítica internacional, y España buscaba reforzar sus lazos económicos y diplomáticos. La visita tenía un peso histórico, al ser Felipe VI el primer monarca europeo en siete años en suelo chino. No obstante, la frialdad de la reina contrastó con la relevancia del momento y empañó parte de los objetivos diplomáticos del viaje.