Letizia convierte la vida de Ana Togores en un infierno, ha necesitado ayuda psicológica

El rechazo de la reina hacia la pareja de su padre ha dejado huellas emocionales profundas.

Nunca fue fácil la relación entre la reina Letizia y Ana Togores, la pareja de Jesús Ortiz, el padre de la consorte. Desde el comienzo, Ana se topó con un obstáculo complicado de vencer: la ausencia de aceptación de Letizia y sus hermanas, Telma y Erika.

Este rechazo, que se inició con la separación de sus progenitores, convirtió la vida de Ana en un auténtico tormento, al grado de requerir ayuda psicológica para manejar la presión emocional y social. Ana Togores, que había coincidido con Jesús Ortiz durante su etapa como periodista, inició su vínculo amoroso con el padre de la reina consorte tras su separación con Paloma Rocasolano.  

A pesar de que no hay pruebas concretas que demuestren que Ana fue la causa directa de la ruptura, su presencia fue suficiente para provocar malestar en las hijas de Jesús, particularmente en Letizia.

El rechazo de Letizia y el aislamiento de Ana Togores

Desde el inicio, Letizia expresó su malestar con la relación de su padre. Ana Togores nunca consiguió tener un lugar próximo ni obtener el afecto de las hijas de Jesús. La tensión se puso particularmente de manifiesto en sucesos familiares relevantes. En el matrimonio de Letizia con el príncipe Felipe de aquel entonces, Ana quedó totalmente marginada. Jesús Ortiz acudió en compañía de su esposa, Paloma Rocasolano, con el objetivo de prevenir cualquier tipo de polémica que pudiera oscurecer el acontecimiento en los medios.

La propia Ana Togores ha manifestado que esto representó uno de los momentos más desafiantes. La elección de marginarla no solo la ocultó públicamente, sino que también provocó en ella un intenso descontento emocional. Sentirse desestimada por una familia con tanto interés en los medios y, en particular, por Letizia, quien en ese momento estaba iniciando su trayectoria hacia la realeza, tuvo un efecto devastador en su salud.

Con el paso del tiempo, Ana ha participado en eventos familiares de forma muy discreta, evitando cualquier tipo de presencia. No obstante, la indiferencia con la que ha sido tratada nunca se disipó. Durante festividades como los bautizos de las nietas de Jesús Ortiz, Leonor y Sofía, su presencia pasó casi inadvertida, sin figurar en imágenes oficiales ni desempeñar un papel relevante.

El impacto psicológico y la lucha de Ana Togores

La circunstancia de Ana Togores no se limitó al entorno privado. La continua presión y el rechazo de Letizia y sus hermanas provocaron que Ana requiriera de asistencia profesional para gestionar su ansiedad y descontento emocional. Fuentes próximas sostienen que Ana experimentó instantes de intensa melancolía, sintiéndose marginada y sin un espacio en la vida de su pareja.

El agotamiento emocional se intensificó debido a que Jesús Ortiz, pese a su esfuerzo por preservar el balance entre ambas partes, nunca consiguió que sus hijas aceptaran totalmente a Ana. Esto transformó la vida de la comunicadora en un reto cotidiano, lidiando con el prejuicio de ser una persona incómoda en una familia caracterizada por la mirada pública. Actualmente, a pesar de que Ana Togores y Jesús Ortiz sostienen una relación sólida y perdurable, las cicatrices emocionales no han remitido.