La reina Sofía se niega regalar a Leonor la joya de la corona

La esperada joya de la corona sigue en manos de Sofía

La reina Sofía mantiene una de sus joyas más preciadas lejos de la futura reina. Se trata de la tiara conocida como ‘La Chata’, creada en 1867 por la joyería Mellerio dits Meller. La tradición dicta que estas tiaras deben pasar de reina a reina. Sin embargo, esta diadema pertenece legalmente a Sofía, y ella decide cuándo y a quién cederla.

A lo largo de los años, la tiara ha lucido en retratos y eventos oficiales. La han llevado la infanta Elena, la infanta Margarita y, en contadas ocasiones, la reina Letizia. Pero nunca ha llegado a la princesa Leonor. Aunque Leonor ya cumplió 20 años el 31 de octubre de 2025, la reina emérita no parece tener intención de entregarle la pieza por el momento. Según fuentes de Vanity Fair, la tiara podría incluso pasar a otras descendientes como la infanta Cristina antes de llegar a Leonor.

Sofía ha enfrentado momentos complicados en los últimos años. Su hermana Irene sufre Alzheimer y su salud requiere cuidados constantes. A pesar de estas dificultades, la emérita se mantiene firme con sus decisiones sobre el legado familiar. La tiara no es solo un objeto de valor económico, sino un símbolo de la historia de la monarquía española.

Lo que recibirá Leonor en esta etapa de su vida

Aunque ‘La Chata’ podría no ser suya, Leonor ya ha recibido y seguirá recibiendo otros regalos significativos. El Gobierno le entregó el collar de la Orden de Carlos III con motivo de su mayoría de edad, y es probable que otras joyas familiares importantes recaigan en ella con el tiempo, acumulando un valor histórico y económico incalculable.

La reina Letizia tiene preparada una tiara para la futura boda de Leonor. Se trata de la tiara ‘Ansorena’, valorada en 50.000 euros, con 450 brillantes y diez perlas australianas. Letizia la ha guardado celosamente, evitando lucirla públicamente durante años por respeto a la crisis económica que afectaba a España.

La relación entre Leonor y Sofía sigue siendo cercana, aunque la emérita mantiene su derecho a decidir sobre sus joyas. La historia de la tiara Mellerio muestra que la herencia de la corona no siempre sigue reglas estrictas: depende de la voluntad de quien posee la pieza. Para Leonor, ya adulta, la espera puede continuar, pero su camino hacia el trono sigue firme, rodeada de símbolos familiares que la preparan para su futuro como reina.