La reina Sofía se enamoró, pero su hijo, Felipe VI, le pidió que acabara con la relación

Una historia discreta que sacude los cimientos de la realeza y despierta viejas emociones

Durante años, la reina Sofía ha sido vista como la gran sacrificada de la Casa Real. Mientras Juan Carlos I acumulaba escándalos y amantes, ella mantenía el tipo. Siempre discreta. Siempre leal. Pero quizá no tan sola como se creía.

La periodista Pilar Eyre, especialista en los secretos de los Borbones, soltó una bomba hace unos meses: la reina Sofía podría haber encontrado algo más que consuelo en Alfonso Díez, viudo de la Duquesa de Alba. Según Eyre, entre ambos hay mucho más que amistad. Cartas, llamadas, regalos y encuentros discretos a las afueras de Madrid confirmarían una conexión emocional profunda.

No se trata de un romance juvenil, pero sí de un vínculo especial entre dos almas marcadas por la soledad. La periodista Beatriz Cortázar apunta incluso que esta cercanía empezó cuando Cayetana aún vivía. Sofía y Alfonso habrían hablado mucho durante su enfermedad. Desde entonces, el lazo no se ha roto.

Felipe VI, entre la corona y el corazón

El problema vino cuando Felipe VI se enteró. Al parecer, al rey no le hizo ninguna gracia. Según fuentes cercanas a Zarzuela, llegó a prohibir que se atendieran las llamadas de Alfonso Díez. Una reacción que revela lo incómoda que resulta esta relación dentro de la familia real.

El contexto es delicado. En plena crisis institucional y con la imagen de la monarquía desgastada, una historia sentimental inesperada puede parecer inoportuna. Pero también es humano. Sofía ha soportado años de humillación pública sin una sola queja. ¿No merece un poco de felicidad?

Hoy, según Eyre, la amistad sigue viva y, aunque discreta, no ha desaparecido. La prohibición de Felipe parece haber quedado atrás. Nadie se atreve a hablar abiertamente de amor, pero los gestos, los mensajes y los encuentros dicen mucho. Y mientras el emérito Juan Carlos se ríe del tema diciendo “¿La reina? ¿Con este cursi?”, muchos se preguntan si Sofía, por fin, ha dejado de vivir a la sombra del rey caído.

Puede que no se confirme nunca si fue amor, pero una cosa está clara: por una vez, la reina no fue solo espectadora. Fue protagonista de su propia historia.