La reina Sofía se echó a llorar por la bronca de Letizia a Irene Urdangarin y Juan Urquijo, fue humillante

Un episodio tenso que marcó a la familia real

Irene Urdangarin vivió un año entero en el Palacio de la Zarzuela junto a su abuela, la reina Sofía. Fue una etapa marcada por tensiones. La joven, hija de la infanta Cristina, tenía planes distintos. Quería estudiar en la Universidad de Lausana, pero no pasó las pruebas de acceso. El revés la obligó a improvisar. Tomó un año sabático y se dedicó a un breve voluntariado. El resto del tiempo lo pasó en Madrid, bajo el techo de la abuela.

La presencia de Irene no fue bien recibida por la reina Letizia. Aunque no podía impedir que se quedara Zarzuela es patrimonio de la familia Borbón, trató de evitar que coincidiera con sus hijas. No quería que tuvieran trato con familiares cercanos al rey emérito Juan Carlos I. Esa distancia marcó el ambiente. Y en el fondo, la convivencia se convirtió en un foco de fricciones silenciosas.

El desencuentro que acabó en lágrimas

La situación explotó en uno de los regresos de Irene a España. La joven, que estudia en Oxford Organización de Eventos, volvía en vacaciones para ver a su novio, Juan Urquijo. Ambos aprovechaban cualquier momento para estar juntos. Sin embargo, esta cercanía no gustó a Letizia. Según fuentes próximas, les llamó la atención con dureza. La escena fue tensa. Y lo peor: ocurrió delante de la reina Sofía.

El tono y las palabras de Letizia dejaron a todos en silencio. La reina Sofía, muy unida a su nieta, no pudo contener las lágrimas. Para ella, aquello fue humillante. Ver a Irene y a Juan reprendidos de esa forma la sobrepasó. No era solo una discusión familiar; era un choque entre dos formas de entender la familia real.

Letizia ha dejado claro que no quiere a la pareja en Zarzuela cuando todos viajen a Palma. La reina Sofía, a su pesar, también se irá. Solo Irene de Grecia permanecerá allí, por motivos de salud. Mientras tanto, Irene Urdangarin y Juan Urquijo siguen juntos. Jóvenes, enamorados y conscientes de que su historia está marcada por el peso de un apellido. La tensión dejó un eco incómodo en palacio, como si todos supieran que nada volvería a ser igual.