La reina Sofía ha sido informada del trastorno que sufre su marido, Juan Carlos I

El emérito no hace más que empeorar día a día

Desde hace semanas, la reina Sofía vive con la preocupación clavada de saber que la salud de Juan Carlos I se está deteriorando de forma imparable. Aunque en Abu Dabi nada le falta, el emérito ha llegado a un punto en el que ni el dinero ni el poder pueden frenar el paso del tiempo, y su esposa ya ha sido informada de que el final se acerca.

En este sentido, tal y como ha contado José Antonio Zarzalejos, la familia Borbón se ha reunido de urgencia en Zarzuela para valorar el futuro de sus padres. Felipe VI, la infanta Elena y la infanta Cristina son plenamente conscientes de que no es buena idea que Juan Carlos I siga a miles de kilómetros, especialmente si falleciera fuera de España, lo que supondría un golpe durísimo para la Corona y para la imagen de su hijo. Aunque el regreso a Zarzuela está descartado, ya se estudia que el emérito regrese a España para instalarse en una residencia en Galicia o en un país cercano como Portugal o Suiza, facilitando un control discreto sobre sus últimos años.

Nada la va bien a Juan Carlos I

El gran mazazo ha llegado con el último diagnóstico de sus médicos, que le han comunicado de forma clara que deberá usar la silla de ruedas para siempre. Durante estos años, Juan Carlos I se había aferrado a la esperanza de los tratamientos con células madre y medicina regenerativa, pero todo ha dejado de funcionar. Los médicos ya le han advertido que llegará el momento en que no podrá caminar.

Y es que para el emérito, esta realidad es difícil de digerir. Siempre ha repetido a los suyos que, si no puede viajar, disfrutar de la comida, del vino y de su vida, prefiere no seguir. Pero ni su poder ni su dinero pueden comprarle tiempo.

Anímicamente, Juan Carlos I no está bien. Cuando tiene un mal día, se encierra con pestillo en una zona de su residencia en Abu Dabi, con todas las comodidades, sin permitir ni a Marta Gayà que entre a verle, incapaz de soportar que lo contemplen como un rey derrotado, mientras la reina Sofía sigue recibiendo cada parte médico con el temor de que el final se acerque más rápido de lo que quieren admitir.