La reina Sofía ha llamado personalmente a su marido para exigirle que deje de hacer daño a su hijo

Una conversación privada entre los reyes eméritos refleja el creciente malestar en la familia real

El reciente vídeo del rey Juan Carlos I, no ha sentado nada bien en la Zarzuela. Aunque no es la primera vez que una aparición pública del emérito despierta incomodidad, esta vez el malestar ha sido aún mayor. En la Casa Real se percibe que cada gesto y cada frase del antiguo monarca pueden tener un impacto directo en la imagen de la institución y, sobre todo, en la figura del rey Felipe VI, que desde hace años trabaja para construir una etapa marcada por la transparencia y la estabilidad.

La polémica se intensificó cuando, en ese vídeo, Juan Carlos dejó caer comentarios que muchos interpretaron como una provocación o un intento de reivindicar protagonismo en un momento delicado. Ese simple gesto ha generado preocupación, y no solo a nivel institucional. Según diversas fuentes, la reina Sofía habría sido una de las personas más afectadas por esta nueva situación. Ella, que siempre ha mantenido un perfil discreto y respetuoso, se ha visto obligada a reaccionar para proteger a su hijo y evitar que la tensión avance aún más.

La llamada de Sofía: un gesto firme para proteger a Felipe VI

Ante la creciente controversia, la reina Sofía habría decidido dar un paso personal que hasta ahora había evitado: llamar directamente a su marido para pedirle que no vuelva a pronunciarse públicamente sobre su hijo. La conversación, según apuntan quienes están al tanto del clima familiar, fue más seria de lo habitual. Sofía está cansada de ver cómo cada aparición del emérito acaba convirtiéndose en un problema que salpica a Felipe VI, y esta vez quiso dejar claro que la situación había llegado demasiado lejos.

Su mensaje habría sido directo y sin rodeos: es momento de dejar de hacer daño, de evitar nuevas declaraciones y de no alimentar polémicas que solo perjudican a la Corona y, en especial, al actual rey. La reina, que siempre ha mantenido un rol conciliador, se ha visto obligada a adoptar una postura más firme ante la actitud de Juan Carlos, consciente de que el desgaste emocional y mediático afecta a toda la familia.

Aunque no se sabe cuál será la reacción del emérito, lo que sí parece evidente es que en Zarzuela esperan un cambio de rumbo. La estabilidad institucional y el bienestar de Felipe VI han pasado a ser la prioridad absoluta para Sofía, que esta vez ha decidido alzar la voz en defensa de su hijo.