La reina Sofía debe tomar la decisión más difícil de su vida que la enfrentaría a Felipe VI
Sofía está dividida entre su lealtad a la corona española y su deseo de regresar a Grecia.
La reina Sofía, símbolo de estabilidad en la monarquía española, se enfrenta a una decisión que la divide entre su corazón y su deber. Por un lado, Sofía sueña con regresar a Grecia, el país que la vio nacer y que sigue ocupando un lugar especial en su vida. Quiere pasar sus últimos años en su tierra natal y descansar allí para siempre, en paz y lejos del ajetreo del escrutinio público.
No obstante, su hijo, el rey Felipe VI, mantiene una posición sólida: según él, su madre debe seguir residiendo en España, en el Palacio de la Zarzuela, la residencia oficial de la familia real. Esta discrepancia de puntos de vista evidencia un enfrentamiento personal y familiar, que podría provocar una tensión imprevista entre la madre y el hijo.
Para Sofía, la salud va primero
Este cambio de opiniones entre madre y hijo salió a relucir por Irene de Grecia, hermana y compañera de vida de la reina Sofía, quien se encuentra en un estado de salud muy delicado. Dicha noticia ha provocado en Sofía una intensa inquietud y una profunda reconsideración de sus prioridades. Se sabe que Irene recibe asistencia constante en Zarzuela, con cuidados médicos diarios y nocturnos; sin embargo, los intentos para mantenerla en actividad han resultado insuficientes.
Este lazo familiar tan fuerte ha impulsado a Sofía a contemplar una transformación que nunca había previsto: trasladarse a Grecia para compartir con su hermana sus últimos momentos. No obstante, la decisión no es fácil ni está exenta de consecuencias. Según Sofía, dejar la corona española, incluso de forma temporal, implica también desvincularse de un componente esencial de su identidad, dado que la corona representa su vida y su total dedicación.
Felipe VI y su lealtad a la monarquía
Según Felipe VI, el mantenimiento de la reina Sofía en Zarzuela trasciende una elección familiar; es un asunto de fidelidad hacia la institución. Su madre ha representado un soporte fundamental para la monarquía española, particularmente en tiempos adversos en la familia y en la imagen pública de la institución. Para él, la presencia de Sofía en Zarzuela representa la estabilidad y continuidad que la corona tanto requiere. Además, su partida hacia Grecia podría ser vista como un distanciamiento de la monarquía española, algo que el monarca percibe como perjudicial en la situación presente.
Felipe aprecia intensamente el personaje de su madre y su función en preservar la unidad familiar y de la monarquía. Sin embargo, no solo es una cuestión de reputación pública; para él, Sofía representa los principios de sacrificio y entrega que han facilitado la permanencia de la monarquía española. Felipe comprende que su madre merece ser feliz y disfrutar del final de su vida, pero piensa que su viaje a Grecia podría impactar de manera negativa en la institución, aun sabiendo el estado delicado en el que se encuentra su tía Irene.
El elegir entre el deber y el cariño, que parece estar a punto de acercarse, no es simplemente una cuestión de elegir entre dos identidades esenciales para ella. Por un lado, se encuentra Sofía, quien ha consagrado su vida al servicio de la corona y aspira a seguir viva hasta el final de su existencia; por otro lado, se encuentra la hermana, la mujer que ha pasado una vida junto a Irene y que siente la necesidad de retribuirle el respaldo incondicional que ha obtenido de ella.