La reina Sofía comunica a sus 3 hijos la gravedad de los últimos resultados médicos

La reina Sofía se encierra y llora, la peor noticia en años

Irene de Grecia es una figura muy querida dentro de la familia Borbón y ha mantenido una relación cercana con ellos desde hace décadas. Fue recibida con gran afecto en el Palacio de la Zarzuela, donde encontró un hogar que la ha acogido durante más de 50 años. Aunque en su juventud la reina Victoria buscó un enlace matrimonial para su hija con alguien de la realeza, Irene decidió no casarse. Uno de sus posibles pretendientes fue el entonces príncipe Juan Carlos, pero finalmente este se casó con la reina Sofía. Lo que empezó como una visita a Madrid se convirtió en una estancia permanente, y desde entonces ha compartido su vida con la familia.

Irene ha sido una figura fundamental para los Borbón. Vivió junto al matrimonio real desde sus primeros años y fue testigo del crecimiento de las infantas Elena y Cristina, así como del actual rey, Felipe VI. Durante los viajes y compromisos institucionales de los reyes, Irene se encargaba del cuidado de los niños, lo que consolidó su rol como una segunda madre para ellos.

Sin embargo, en los últimos años, la salud de Irene se ha deteriorado, lo que ha generado gran preocupación entre sus familiares, especialmente en la reina Sofía y sus hijos. Hace un tiempo comenzaron a notar pérdidas de memoria en Irene, aunque inicialmente no se le dio demasiada importancia, atribuyéndolo a la edad avanzada y la ausencia de antecedentes familiares similares. Sin embargo, el verano pasado se confirmó que padece Alzheimer. Aunque la Casa Real no ha emitido un comunicado oficial al respecto, tampoco ha desmentido la información. Para garantizar su bienestar, la institución ha proporcionado atención médica continua, con un médico disponible las 24 horas y enfermeros que la asisten a diario.

La enfermedad de Irene de Grecia avanza a pasos agigantados 

La enfermedad ha avanzado rápidamente. En los últimos meses, Irene ha sido vista en silla de ruedas, con un evidente deterioro físico y cognitivo. Aunque ocasionalmente tiene momentos de lucidez, estos son cada vez más esporádicos. Su situación afecta profundamente a la reina Sofía, quien ha enfrentado recientemente la pérdida de su hermano Constantino, el fallecimiento de algunos sobrinos y amigos cercanos, y problemas de salud propios. Estos acontecimientos han sido un golpe emocional significativo para ella.

En las últimas semanas, Irene ha experimentado un notable empeoramiento. Felipe VI, Elena, Cristina y Sofía se han reunido para tomar decisiones importantes sobre su cuidado, conscientes de que podría necesitar atención especializada. Dado que el Alzheimer es una enfermedad progresiva y sin cura, su pronóstico es sombrío, y es probable que Irene enfrente mayores limitaciones en el futuro, incluidas la pérdida de funciones básicas como caminar. Su familia está decidida a garantizarle la mejor calidad de vida posible en esta etapa.