La infanta Elena, totalmente perdida en la madrugada, deambulando por Madrid

La infanta Elena, desorientada y afectada por la salud y exilio de su padre, deambula por Madrid

La infanta Elena vive días muy difíciles. La decisión de exiliar a su padre, el rey emérito Juan Carlos I, a Abu Dabi ha marcado un antes y un después en su vida. Desde entonces, su ánimo ha cambiado mucho. Sus amigos la describen como una persona diferente. Ella no es la misma de antes, su mente está siempre en otro lugar, preocupada y triste.

El distanciamiento dentro de la familia Borbón es palpable. Felipe VI y Letizia se alejaron para proteger la corona. Elena y Cristina, en cambio, se mantuvieron fieles a Juan Carlos y a la reina Sofía. La infanta Elena ha sido la más dura con su hermano. Cree que se ha humillado injustamente a su padre. Para ella, el exilio de Juan Carlos es una injusticia que le duele profundamente.

El impacto del exilio y la enfermedad en la infanta Elena

La relación entre Elena y su padre es muy cercana. Ella ha visitado a Juan Carlos más de 60 veces desde que se fue a Abu Dabi. Incluso le acompañó en sus viajes a España y en actividades como las regatas. La infanta ofreció su casa, adaptada para personas con movilidad reducida, para cuidar de él. Pero la última noticia médica ha sido un golpe muy duro.

Juan Carlos I ya no podrá caminar. Tras años de tratamientos regenerativos, los médicos le han confirmado que su movilidad se perderá para siempre y tendrá que usar silla de ruedas. Esta realidad ha llevado al rey emérito a una profunda depresión. Se siente derrotado y su final parece más cercano, lo que ha dejado a Elena en un estado emocional muy delicado.

La preocupación de su entorno y su estado actual

Los amigos de Elena están alarmados. La ven triste, casi perdida. Su alegría habitual se ha transformado en un silencio profundo. La pasada semana, mientras paseaba a su perro, caminaba con la cabeza baja y mirada ausente. Incluso, algunas personas la llamaban por su nombre sin que ella respondiera. Está como ida, atrapada en sus pensamientos y preocupaciones.

Salir más de lo normal parece ser su forma de distraerse, pero en realidad está consumida por el dolor de ver a su padre sufrir lejos de ella. La infanta Elena está en un momento frágil, donde la tristeza y la angustia dominan. En Madrid, deambula en la madrugada, reflejando una lucha interna que pocos pueden entender.