La infanta Elena lleva el nombre de una de las amantes que se resistió a su padre
Un nombre que oculta un romance imposible y un recuerdo de infancia
El origen del nombre de la infanta Elena siempre ha despertado curiosidad. Según las memorias de Juan Carlos I, Reconciliación, hay una historia que pocos conocían. El rey emérito confiesa que, en su juventud, sintió una profunda admiración por una princesa francesa: Hélène de Orléans. Para él, un amor imposible que dejó una huella imborrable. Tal fue la impresión que decidió llamar a su primera hija en honor a aquella joven.
La revelación ha sorprendido a muchos. Hasta ahora, se hablaba de motivos más familiares o anecdóticos. Pero las palabras del monarca dan un giro romántico al relato oficial. Sin embargo, la reina Sofía ofrece otra versión. En la biografía La Reina muy de cerca, de Pilar Urbano, cuenta que la elección del nombre viene de su infancia. De niña, tenía una muñeca llamada Helen, y soñaba con ponerle ese nombre a su futura hija. Dos historias, dos recuerdos, dos miradas diferentes sobre un mismo nombre. ¿Fue un guiño del rey o un gesto de nostalgia de la reina? Quizá ambas cosas.
La princesa francesa que dejó huella
Hélène de Orléans nació en Bruselas en 1934, tercera hija de los condes de París. Creció en un ambiente tradicional y reservado, rodeada de normas y etiquetas propias de la realeza. En 1957 se casó con Evrard de Limburg-Stirum, con una ceremonia que reunió a la alta sociedad europea. Juan Carlos de Borbón asistió como joven príncipe, un invitado destacado que no pudo dejar de admirar a la novia.
Aunque nunca hubo romance, la princesa francesa quedó grabada en la memoria del futuro rey. Lució un vestido de Dior y la tiara Action Française de su madre, y su boda fue portada en la prensa europea. Su vida familiar fue discreta y estable: tuvo cuatro hijos y hoy sigue rodeada de sus nietos en Bélgica, viuda desde 2001.
Sea cual sea la verdad, el nombre de la infanta Elena parece simbolizar algo más que una elección familiar. Refleja la mezcla de secretos, emociones y recuerdos que han marcado a la familia real española. Entre memorias y versiones contradictorias, sigue siendo un pequeño misterio que añade fascinación a la historia de la corona. Un nombre con historia, con romanticismo y con nostalgia contenida, que sigue generando curiosidad incluso décadas después.