La infanta Cristina perdía la cabeza con Iñaki Urdangarin en la cama

Una historia marcada por el deseo, el silencio y las decisiones difíciles

Durante años, la infanta Cristina vivió una montaña rusa emocional junto a Iñaki Urdangarin. No solo compartían una vida de familia y compromisos reales, también tenían una conexión íntima que, según fuentes cercanas, fue intensa y adictiva. Lo que más atrapaba a la hermana de Felipe VI no era el porte elegante de Iñaki, ni su imagen pública. Era él, en la intimidad. Dicen que tenía fama de ser un amante excepcional, de esos que dejan huella. Y Cristina, aunque conocedora de algunas infidelidades, decidió seguir al lado del exduque de Palma, cegada por lo que compartían entre sábanas.

Aquella pasión fue el pegamento que mantuvo la relación mucho más tiempo del que muchos esperaban. Pese a los escándalos, los correos comprometedores y las traiciones, Cristina seguía allí. Entregada, enamorada, convencida de que Iñaki terminaría volviendo a su lado. Para ella, lo suyo no era solo una historia de amor. Era deseo, dependencia, y esperanza. Lo aguantó todo. Incluso cuando se filtraron fotos con Ainhoa Armentia, su nueva pareja, Cristina prefirió esperar. Creía que sería otro capricho más. Pero esta vez no fue así.

Una ruptura que dolió más de lo esperado

Tres años han pasado desde que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin anunciaron oficialmente su separación. A muchos les sorprendió que el divorcio no llegara antes. Pero había un motivo claro: Irene, la hija menor. No querían firmar nada hasta que alcanzara la mayoría de edad. Y, quizás, Cristina también necesitaba ese tiempo para asimilar que lo suyo había terminado.

Le costó. Mucho. No quería quitarse la alianza. No lo asumía. Según personas cercanas, aún guarda sentimientos por el padre de sus hijos. Nunca oficializó ninguna relación nueva, aunque se le ha relacionado con algún empresario. Pero nada serio. Todo apunta a que todavía no ha cerrado esa herida. Porque Iñaki, más allá de los engaños, fue el gran amor de su vida. Y tal vez, su mayor debilidad.

Mientras él rehace su vida con Ainhoa, con quien se le ve muy compenetrado y feliz, Cristina sigue en proceso de reconstrucción. A diferencia de su hermana Elena, dicen que no piensa quedarse sola. Pero sabe que, para volver a amar, primero debe soltar ese pasado que aún la tiene atrapada.