La infanta Cristina está bajo tratamiento continuado por problemas que empezaron en la infancia

La reina Sofía y Juan Carlos I nunca prestaron atención a Cristina

El matrimonio entre Juan Carlos I y la reina Sofía nunca tuvo como principal motivo el amor ni el aprecio personal de ambos. Detrás siempre existió el interés y la necesidad de garantizar un buen heredero para la Casa Real de España. Fue por este motivo que el matrimonio tuvo tres hijos. Nunca por el hecho de que a la emérita le hiciera ningún tipo de ilusión eso de ser madre junto a su marido. De hecho, era una idea que le generaba absoluta repulsión. Sin embargo, como hasta el tercer intento no llegó el varón, tuvo que tener tres hijos. Algo que han acabado pagando las infantas.

En este sentido, la que peor lo llegó a pasar siempre fue la infanta Cristina. La hermana mediana de los Borbón no pasó una infancia nada sencilla. Tuvo que ver cómo su nacimiento fue concebido como una decepción y no como una alegría. A Sofía no le hizo ninguna ilusión que ella llegara al mundo; eso implicaba tener que volver a intentar ser madre de un chico. Lo que pesó en el subconsciente de la emérita, que nunca trató especialmente bien a Cristina.

Felipe VI, el centro de todo

De este modo, durante los tres años en los que se esperaba el nacimiento de Felipe VI, hubo cierta normalidad alrededor de la infanta Cristina. Era una hija más del matrimonio y ya. Sin embargo, los problemas llegaron cuando nació el tan ansiado hijo varón. Ahí Cristina desapareció de la escala de prioridades de sus padres. Ninguno de los dos le prestaba la más mínima atención. Era la del medio y la menos relevante; Sofía y Juan Carlos I solo tenían ojos por Felipe VI y, de vez en cuando, para Elena, nunca para una Cristina que acabó muy tocada.

A raíz de esta realidad, a los 10 años, Cristina comenzó a necesitar tratamiento psicológico; tenía un miedo brutal al abandono y lo pasaba muy mal. De hecho, esta situación todavía la persigue y la ha llevado a seguir, a día de hoy, bajo la tutela de los mejores psicólogos del país.

Así pues, por la mala labor de la reina Sofía y de Juan Carlos I como padres, la infanta Cristina tuvo que acabar pasando su vida acudiendo a terapia psicológica para sanar de ese miedo al abandono y a la soledad.