La escolta de Letizia confiesa que se queda desnuda en el coche oficial
Una sorprendente confesión de su escolta muestra un lado poco conocido de la reina
Esta semana, la agenda de la Reina Letizia ha sido más que intensa. Desde el desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre hasta la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación en Roma, la reina no ha parado ni un segundo. Entre reuniones con líderes internacionales, representantes de la ONU y figuras humanitarias, Letizia apenas tiene tiempo para respirar.
El evento principal se celebró en la sede de la FAO, en pleno corazón de Roma, cerca del Circo Máximo y las Termas de Caracalla. Allí coincidió con personalidades como el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, la princesa Basma de Jordania y altos cargos del Programa Mundial de Alimentos. La finalidad era clara: promover la colaboración global para un futuro más seguro y sostenible.
Pero entre actos, viajes y saludos protocolares, Letizia enfrenta un problema práctico: no siempre hay tiempo para cambiarse de ropa. Y según ha confesado una de sus escoltas, la reina ha optado en más de una ocasión por cambiarse dentro del coche oficial. Sí, tal como suena.
Secretos de la seguridad real
El personal de seguridad se encarga de que nadie vea a la reina en estas situaciones. Los cristales tintados ayudan desde el exterior, pero dentro del vehículo, el chofer y el equipo cercano son testigos de escenas privadas. La escolta asegura que, a veces, el estrés y la presión del día a día llevan a que el personal termine harto. Algunos incluso han decidido renunciar por manejar este tipo de situaciones.
No es la primera vez que la Reina Letizia demuestra que prioriza la eficiencia sobre la comodidad. Evita repetir vestuario y sigue su agenda al pie de la letra. Sin embargo, estas confesiones muestran un lado humano y cotidiano que rara vez se ve en los titulares oficiales: una mujer que se mueve entre actos, viajes y compromisos internacionales y que, entre tanto, debe buscar maneras rápidas de organizar su día.
Lo curioso es que estas pequeñas anécdotas revelan mucho sobre la presión de la vida real de la monarquía. Mientras Felipe VI y Letizia parecen moverse en mundos paralelos, con agendas que apenas coinciden, su equipo debe adaptarse a ritmos imposibles. Y así, entre cristales tintados y cambios apresurados, se descubren historias inesperadas que nos acercan a la reina como persona.