La enfermedad degenerativa de Juan Carlos I obliga a actuar de urgencia
El emérito está empeorando de forma acelerada
El estado de salud del rey emérito Juan Carlos I preocupa cada vez más en el entorno de la Casa Real. Según confirman fuentes cercanas, el deterioro es evidente a nivel físico, mental y cognitivo, una situación que ha encendido todas las alarmas en Zarzuela. Incluso su hijo, el rey Felipe VI, es plenamente consciente de que a su padre no le queda mucho tiempo de vida, y por ello ha comenzado a preparar los pasos necesarios para gestionar un regreso que ya no puede demorarse.
Y es que en palacio saben que no se pueden permitir que Juan Carlos muera fuera de España. Sería un deshonor difícil de sostener ante la opinión pública y una mancha imborrable en la historia de la monarquía española. Por eso, Felipe VI está analizando la mejor manera de traerlo de vuelta, aunque sabe que el coste de imagen será alto. Lo está consultando con expresidentes del Gobierno y con asesores de la Casa Real, buscando la fórmula menos conflictiva para ejecutar una operación que no puede retrasarse más.
Juan Carlos I necesita volver a casa
De este modo, el propio emérito también ha pedido regresar. Sus allegados aseguran que es consciente de la gravedad de su estado y que su deseo más firme es morir en su tierra, rodeado de su familia y no en un país extranjero. Hace unos meses ya lanzó esta petición como un grito de auxilio, y ahora la urgencia es aún mayor. Aunque se encuentra en Portugal temporalmente, lo que suaviza la situación por la cercanía geográfica, en Zarzuela saben que este no puede ser el lugar donde Juan Carlos I termine sus días.
La realidad es que Felipe VI se enfrenta a una de las decisiones más complicadas de su reinado. Traer a su padre a España implica riesgos políticos y mediáticos, pero dejar que fallezca lejos sería un error irreparable. La presión crece con cada día que pasa, mientras en el entorno del emérito se habla abiertamente de una enfermedad degenerativa que avanza con rapidez y que no le da tregua.
Así pues, el tiempo apremia. El rey Felipe VI debe actuar con urgencia si quiere que el rey Juan Carlos I pueda cumplir su último deseo: despedirse en España, el país al que sirvió y en el que anhela descansar para siempre.