La cena privada de Felipe VI y Letizia con el presidente Xi Jinping y la primera dama acaba peor que mal
Una velada protocolaria que terminó antes de lo previsto y con más tensión que complicidad
La visita de los Reyes de España a China está siendo intensa, pero no precisamente por la buena química que se esperaba. Este miércoles estaba prevista una cena privada de don Felipe y doña Letizia con el presidente Xi Jinping y la primera dama, Peng Liyuán. La cita prometía ser un momento cordial y cercano, pero se convirtió en todo lo contrario.
La tensión se percibía desde el primer instante. Letizia, impecable como siempre, llevó un vestido minimalista gris perla con mangas cortas de volantes y un delicado detalle de plumas lateral que le daba un toque cinematográfico. Peng Liyuán, por su parte, lució un kimono elegante con remates dorados en cuello mao y puños, proyectando sobriedad y distinción. Sin embargo, la armonía visual no se tradujo en conversación. Las damas parecían no encontrarse, y la comunicación entre ellas fue prácticamente nula.
Don Felipe intentó mantener la compostura y las conversaciones formales, pero la velada nunca logró despegar. Se percibió un ambiente frío, donde los gestos protocolarios llenaban los silencios más que las palabras. La tensión era palpable incluso para los presentes más atentos, y la cena, prevista para varias horas, se acortó de manera sorprendente.
Un encuentro frío y sin feeling
Lo que debía ser un momento de cercanía terminó convirtiéndose en una velada incómoda. La falta de sintonía entre Letizia y Peng marcó todo el encuentro. Los temas tratados fueron superficiales, con respuestas cortas y gestos medidos, más propios de un compromiso que de una conversación genuina.
Al final, la cena concluyó antes de lo esperado. Los presentes se despidieron con formalidad, pero sin esa chispa que hace memorable un encuentro. La visita de los Reyes de España a China sigue adelante, pero este episodio demuestra que, incluso en la diplomacia más elegante, el factor humano puede marcar la diferencia.
Pese a la tensión, las imágenes y la moda de la velada se han convertido en uno de los pocos puntos destacados. Letizia brilló con su elección de vestuario, mientras que Peng mostró una vez más su elegancia habitual. Sin embargo, los gestos de cortesía no pudieron ocultar que, en esta cena, la química brilló por su ausencia.