Kate Middleton ha perdido a su mano derecha por culpa de Meghan Markle
La deslealtad es algo que Kate Middleton no soporta
La Casa Real británica vuelve a agrietarse por dentro. Y esta vez, el epicentro de la tensión no es otra que Kate Middleton, cuya figura pública parecía inquebrantable hasta hace apenas unos días. Lo que parecía un movimiento interno sin importancia —la renuncia de su histórica asistente Natasha Archer— ha terminado abriendo una nueva grieta entre las dos mujeres más observadas de la realeza: Kate Middleton y Meghan Markle.
Y es que Archer, que durante más de quince años fue la sombra de la princesa de Gales, lo ha dejado todo atrás sin dar explicaciones a nadie. Ni una palabra, pero sí un gesto revelador: al hacer pública su cuenta de Instagram, se descubrió que había dejado de seguir a Meghan, a su marca As Ever, y a varios miembros de su círculo más íntimo. Una decisión que, lejos de pasar desapercibida, ha sido interpretada como un portazo simbólico a los Sussex.
Una separación meditada y preparada
Lo que más sorprende no es su dimisión, sino el momento. En plena ola de rumores sobre la fragilidad del núcleo Windsor, Archer toma distancia de quienes alguna vez parecían aliados, como Daniel Martin, Delfina Blaquier o Heather Dorak. También de las cuentas asociadas al universo estético de las empresas de Meghan, como Highbrow Hippie. Y, sin embargo, mantiene vínculos con Abigail Spencer y Sarah Rafferty, viejas compañeras de Markle en Suits. Un gesto contradictorio que podría haber ocasionado importantes frecciones dentro de la Casa Real de Gran Bretaña.
La realidad es que desde hace años se habla de una relación rota entre Kate y Meghan. La anécdota de la boda de Harry —con el llanto por los vestidos de Charlotte— marcó un antes y un después. Luego vino la entrevista con Oprah Winfrey, las acusaciones cruzadas y el exilio californiano. Pero esta vez el movimiento no viene de las protagonistas, sino de una figura clave en la maquinaria palaciega.
Así pues, la salida de Natasha Archer y su fría desconexión con el mundo de los Sussex alimenta las sospechas de que en Kensington se está librando una batalla silenciosa. Una donde la lealtad se mide en unfollows y el silencio dice más que cualquier comunicado oficial.