Juan Carlos I vive en pareja en un apartamento en Cologny con vistas al lago Léman

Una nueva etapa marcada por la calma, la discreción y la distancia del escenario mediático

El rey emérito Juan Carlos I lleva una vida mucho más tranquila y reservada desde su salida de España. Su actual residencia es un lujoso apartamento en Cologny, una exclusiva comuna suiza del cantón de Ginebra. Situado en la ribera izquierda del lago Léman, el entorno es privilegiado: silencio, privacidad y vistas impresionantes al agua y a los Alpes.

Desde hace meses, Juan Carlos no vive solo. Comparte su día a día con una compañera sentimental, con quien mantiene una relación discreta pero estable. Juntos disfrutan de la calma que ofrece la región, alejada del foco mediático que siempre ha rodeado al monarca. Cologny, además, es conocida por ser hogar de banqueros, diplomáticos y millonarios, lo que refuerza su carácter reservado.

Alejado de los focos, pero atento a la actualidad

A pesar de su exilio voluntario, don Juan Carlos no vive aislado del todo. Sigue de cerca la actualidad española, especialmente lo relacionado con la monarquía y su familia. Se sabe que mantiene contacto regular con su hijo, el rey Felipe VI, y está informado sobre la formación de su nieta, la princesa Leonor, a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano.

Mientras Leonor surca mares y cumple con sus deberes como guardiamarina, su abuelo observa desde la distancia. Aunque ya no tiene funciones institucionales, no es ajeno al papel de su nieta como heredera al trono. Es consciente de que su formación y su imagen pública marcarán el futuro de la monarquía española.

Por el momento, el rey emérito prefiere mantenerse en un segundo plano. Su vida en Cologny transcurre entre paseos junto al lago, reuniones privadas y visitas puntuales a otras ciudades europeas. En Suiza ha encontrado un refugio cómodo, donde puede vivir sin presión y con el respaldo de un entorno que respeta su privacidad.

Allí, lejos del bullicio mediático y la tensión política que dejó atrás en España, Juan Carlos I ha logrado construir una rutina serena, marcada por la discreción y el confort. Su círculo de confianza es muy reducido, compuesto por personas de absoluta lealtad, y rara vez se deja ver en público, manteniéndose fiel a un perfil bajo que ha adoptado desde su llegada a Suiza.