Juan Carlos I le dijo a su nieta que quiere verla antes de morir
Un reencuentro familiar que podría cambiarlo todo, pero que aún parece lejano
La historia reciente de la Casa Real española está marcada por silencios, distancias y emociones contenidas. Entre ellas, hay una que vuelve a ocupar titulares: el deseo de Juan Carlos I de reencontrarse con su nieta Leonor. Un deseo que, según fuentes cercanas, el rey emérito expresó con honestidad y cierta urgencia: quiere verla antes de morir. No es solo una frase dramática; es la confesión íntima de un abuelo que siente que el tiempo se le agota y que la distancia familiar ha crecido más de lo que jamás imaginó.
Un año sin verse y una invitación pendiente
Juan Carlos I y la princesa Leonor llevan más de un año sin verse, en el almuerzo del Pardo se vieron poco. Una separación que no responde a falta de cariño, sino a la compleja dinámica familiar y al escrutinio público que rodea a la institución. El emérito, instalado en Abu Dabi desde 2020, ha invitado en varias ocasiones a su nieta a visitarlo. Sin embargo, Leonor nunca ha viajado hasta allí.
Para él, cada invitación ha sido una muestra de buena voluntad, un intento de reconstruir un vínculo que se ha debilitado con el paso del tiempo. Leonor, centrada en su formación militar y su papel como heredera, se ha mantenido al margen, quizá por decisión propia, quizá por circunstancias que la superan. Lo cierto es que el encuentro no llega, y el silencio entre ambos pesa más de lo que parece.
El deseo de reconciliación y los obstáculos dentro de la familia
El deseo del emérito no es solo ver a su nieta, sino recuperar una relación marcada por la distancia forzada de los últimos años. Juan Carlos I, consciente de su edad y de su situación, habría expresado a personas de confianza que le gustaría compartir tiempo con Leonor, hablar con ella, transmitirle historias y afectos que siente que se están perdiendo.
Sin embargo, este anhelo se enfrenta a una realidad incómoda: la falta de aprobación por parte de su hijo, el rey Felipe VI, y de la reina Letizia. Ambos consideran que mantener cierta distancia es lo más prudente en un momento en que la imagen de la Corona necesita estabilidad y evitar polémicas innecesarias. Para el emérito, esto supone un obstáculo doloroso. Sabe que su relación con sus hijos es complicada y que la influencia de Felipe y Letizia sobre Leonor es determinante. Aun así, insiste. Quiere verla. Quiere abrazarla. Quiere despedirse no en un acto público, sino en un encuentro íntimo, familiar y sincero.