Juan Carlos I invita a Leonor y la infanta Sofía a pasar unos días a Cascáis

Letizia impide que Leonor y Sofía vean a Juan Carlos I en Portugal

Hace ya demasiado tiempo que Juan Carlos I no comparte un solo instante con sus nietas. Según expertos próximos a la familia, han pasado casi dos años desde la última vez que pudo estar con Leonor y la infanta Sofía. La gran responsable de este distanciamiento es, una vez más, Letizia, que ha impedido por todos los medios que las jóvenes viajen a Abu Dabi para reencontrarse con su abuelo. Y lo cierto es que Felipe VI tampoco se opuso nunca a esta prohibición, aceptando el criterio de su esposa, que siempre ha visto en el emérito una pésima influencia para sus hijas.

El emérito, sin embargo, no se da por vencido. Aunque sabe que Letizia moverá cielo y tierra para frenar cualquier acercamiento, ha seguido insistiendo en su deseo de ver a sus nietas antes de que su salud empeore. Ahora, con su inminente mudanza a Cascais, considera que se abre una nueva oportunidad: ya no se trataría de un viaje interminable a Oriente Medio, sino de unas pocas horas en coche desde Madrid. Una opción mucho más sencilla que, en teoría, debería facilitar el reencuentro.

Leonor y Sofía, en silencio total

La realidad, no obstante, es muy distinta. Ni Leonor ni Sofía se han pronunciado sobre la invitación, pero lo cierto es que, incluso queriéndolo, sería imposible que viajaran hasta Portugal. Sus padres jamás les darían permiso. Y en la Casa Real lo tienen muy claro: los Reyes harán todo lo que esté en su mano para mantener a sus hijas alejadas de un abuelo que solo puede traerles problemas.

Porque más allá de las manías personales de Letizia, existe una estrategia evidente. La imagen de Juan Carlos I continúa siendo tóxica para la institución. En cambio, Leonor y Sofía disfrutan de una percepción pública relativamente limpia, sin escándalos ni sombras que empañen su papel dentro de la monarquía. Vincularlas ahora al emérito sería arruinar años de trabajo en comunicación y una estabilidad frágil que la Corona no puede arriesgar.

Así pues, el mensaje desde Zarzuela es tajante: ni un solo día con su abuelo en la mansión portuguesa. Ni viajes, ni encuentros discretos, ni visitas inesperadas. Felipe VI y Letizia han levantado un muro entre sus hijas y el Rey emérito, convencidos de que ese sacrificio es la única manera de proteger tanto a la institución como al futuro de Leonor y la infanta Sofía.