Juan Carlos I, escoltado al aeropuerto después protagonizar la mayor discusión con su hijo en El Pardo
Un almuerzo en El Pardo que dejó más preguntas que respuestas dentro de la Casa Real
El reciente encuentro familiar celebrado en el Palacio de El Pardo, pensado en un principio como una comida tranquila para reunir a todos después de meses de distancia, terminó convirtiéndose en uno de los episodios más tensos entre Juan Carlos I y su hijo, Felipe VI. Lo que debía ser un día de solemnidad y tradición acabó empañado por una conversación privada que desencadenó el ambiente más tenso que se recuerda en años.
Un almuerzo que estalló tras una conversación privada
La comida transcurría de manera correcta, aunque con cierta frialdad, cuando padre e hijo se apartaron para mantener una charla privada. Allí, según fuentes próximas a la familia, se produjo un intercambio cargado de reproches y frases duras. Juan Carlos I habría expresado sin filtros su malestar por cómo han cambiado las dinámicas familiares desde su salida del país, señalando directamente a la reina Letizia como la responsable de la distancia con sus nietas y del “desdibujamiento” de su figura como patriarca.
Felipe, cansado de cargar con responsabilidades institucionales y familiares, habría respondido de forma contundente, defendiendo a su esposa y criticando la visión de su padre. La conversación se volvió crispada, con interrupciones, reproches y un clima emocional muy intenso. Para quienes estaban presentes en el palacio, el regreso de ambos al salón principal fue revelador: rostros tensos, silencios largos y un ambiente que ningún gesto diplomático pudo disimular. Aunque la comida continuó, la sensación general fue la de una ruptura visible. La familia intentó recomponer el tono, pero la discusión había marcado el día. Lejos de acercar posturas, el encuentro volvió a abrir heridas que nunca terminaron de cerrarse.
Una salida escoltada que habla por sí sola
Tras el almuerzo, lejos de alargar su estancia o participar en más actos familiares, Juan Carlos I fue trasladado directamente al aeropuerto. La salida se realizó con escolta y discreción, en vehículos separados del resto de miembros de la familia. Un operativo sobrio pero significativo, que reflejó la necesidad de cerrar cuanto antes una jornada incómoda para todos.
La imagen del rey emérito abandonando El Pardo sin despedidas públicas ni gestos de reconciliación resume el resultado de la visita: una oportunidad perdida para limar asperezas. Su marcha rápida y sin protagonismo simbólico demuestra que la relación entre ambos sigue quebrada y que la conversación privada, lejos de aliviar tensiones, las ha profundizado.