Juan Carlos I cortó la relación de raíz cuando fue consciente que consumía drogas

El rey emérito intervino para evitar que la modelo Eva Sannum se convirtiera en un peligro para la imagen de la monarquía española.

La relación entre el entonces príncipe Felipe VI y la modelo noruega Eva Sannum fue una de las historias más controvertidas de la Casa Real. Aunque su romance nunca se reconoció oficialmente, los rumores y las apariciones públicas de la pareja despertaron el rechazo de Juan Carlos I, quien no dudó en actuar cuando las alarmas se dispararon siendo partícipe del veto a la noruega.

El fantasma del consumo de drogas

Eva Sannum, joven, cosmopolita y con una prometedora carrera en el mundo de la moda, representaba todo lo que la monarquía juancarlista quería evitar. Según fuentes cercanas, las sospechas de consumo de drogas y un estilo de vida considerado incompatible con los valores tradicionales de la Corona fueron el detonante para que el rey emérito cortara de raíz cualquier posibilidad de formalizar la relación.

Los rumores no eran menores. Al igual que en el caso de Isabel Sartorius, otra pareja de Felipe que enfrentó escándalos por supuestos vínculos con el mundo de las drogas, Juan Carlos I habría recurrido al CNI para investigar los movimientos de la modelo. El resultado: informes que apuntaban a un entorno poco adecuado para alguien que podría convertirse en consorte real.

Aunque no se hicieron públicas pruebas concluyentes, la simple sospecha bastó para que Eva Sannum quedara descartada como futura reina. La presión mediática y las constantes filtraciones a la prensa terminaron por desgastar la relación. Felipe no tuvo más opción que seguir el guion marcado por su familia, sacrificando una relación que, según allegados, consideraba sincera.

Una ruptura polémica y controlada

La ruptura oficial llegó en 2001, tras la boda de la princesa Marta Luisa de Noruega, donde Felipe y Eva aparecieron juntos, generando una ola de críticas en España. Fue la última vez que se los vio como pareja. Poco después, Eva regresó a su país, apartándose de los focos y reconstruyendo su vida lejos de los escándalos.

Por su parte, Felipe se enfrentó a la presión de buscar una consorte más acorde con las exigencias de la monarquía. La solución llegó en 2003 con el anuncio de su relación con Letizia Ortiz, una figura que, a pesar de ser también polémica, se ajustaba mejor al perfil que la Casa Real quería proyectar.

El legado de Eva Sannum

Hoy, Eva Sannum es recordada como la mujer que pudo ser reina, pero cuya vida y pasado, real o fabricado, no fueron aceptados por una institución obsesionada con su imagen. Su historia dejó al descubierto los rígidos mecanismos de control que ejerce la monarquía sobre la vida personal de sus miembros, mostrando cómo las decisiones sentimentales pueden convertirse en una cuestión de Estado.