Juan Carlos I ayuda a pagar deudas de juego a Froilán

El emérito se lo paga todo a su nieto

A nadie se le escapa que Froilán es el niño bonito de Juan Carlos I. El emérito ve en su nieto por parte de la infanta Elena, a su viva imagen. Es un joven que se parece mucho más a él que su propio hijo. Felipe VI nunca fue el hombre que el emérito quiso, en cambio Don Juan Carlos cree que Froilán sí que lo es y por este motivo siempre lo ha cuidado, o ha protegido y se lo ha dado todo en bandeja. Al hijo de Elena y Jaime de Marichalar nunca le ha faltado absolutamente nada y lo peor es que se ha acostumbrado a que su abuelo le saque las castañas del fuego.

En este sentido, uno de los problemas más graves en los que Froilán se llegó a meter fue en los que tenían que ver con el juego y las apuestas. El joven siempre fue un asiduo de los casinos, donde se dedicaba a despilfarrar el dinero en apuestas locas de deporte y en partidas de póker, donde, para sorpresa de nadie, perdía mucho más de lo que ganaba. Llegaba a acumular pérdidas de varios miles de euros. Unas deudas que a cualquier persona la hubieran dejado en la ruina más absoluta.

Juan Carlos I tiene cubierto a su nieto

Además, si hay un mundo en el que no conviene nada tener deudas, es en el del juego. Ahí los prestadores no soportan ninguna excusa y las consecuencias nunca son agradables. Por lo que Froilán tuvo que acabar pidiendo ayuda a su abuelo, un Juan Carlos I, que sin problema alguno ha ido soportando los problemas de su nieto con el juego. Tras acumular más de 10.000 euros de deudas, gracias al emérito, ha quedado con el marcador a cero.

De este modo, como ya no sorprende a nadie, Froilán es capaz de meterse en todo tipo de problemas ya que sabe que mientras tenga a su abuelo, nunca le va a faltar la protección ante ningún problema en el que se meta, ya que Juan Carlos I tiene poder y dinero de sobra.

Así pues, mientras gastaba dinero sin miedo en el mundo del juego, Froilán veía como su abuelo era el que se encargaba de cubrir todo lo que perdía en sus largas veladas en los casinos.