Juan Carlos I apartó a su hija cuando le confirmaron que estaba enganchado a las drogas
Las relaciones de la infanta Cristina nunca gustaron a Juan Carlos I
A lo largo de su juventud, la infanta Cristina protagonizó varios de los mayores quebraderos de cabeza de Juan Carlos I. En este sentido, al igual que su hermano Felipe VI, Cristina no tenía la más mínima intención de seguir las instrucciones de su padre de casarse con un hombre de buena familia y con un apellido importante en España. En este sentido, lo que le gustaba a la infanta Cristina eran los deportistas. Le daba igual que fueran plebeyos, a ella lo que le gustaban eran esos hombres altos fuertes y que eran los grandes héroes del país.
Fue por este motivo que la hija de Juan Carlos I se acabó casando con Iñaki Urdangarin. Era el hombre perfecto para lo que buscaba Cristina. Sin embargo, la infanta no siempre tuvo los ojos puestos en el jugador de balonmano. De hecho, durante muchos años, se estuvo relacionando con Jesús Rollán, el ya desaparecido portero de waterpolo español.
La relación con Rollán daba pánico a Juan Carlos I
En este sentido, mientras que Don Juan Carlos fue capaz de tolerar la relación de su hija con Iñaki Urdangarin, el emérito nunca pudo dar el visto bueno para que Cristina estuviera con su primer amor, Jesús Rollán. Y es que, a pesar de que era un buen hombre, noble y de buen corazón. Su gusto por la mala vida hacía que en Zarzuela temieran por la vida de la infanta Cristina. Un miedo que se convirtió en pánico cuando los servicios de inteligencia descubrieron que Rollán tenía problemas con el consumo de drogas y que ponía en peligro a Cristina.
Y es que el problema no radicaba solamente en lo que llegaba a consumir Rollán, que también, sino en el hecho de que sus malas decisiones llegaban a poner en peligro la vida de la infanta Cristina. Destaca el episodio en el que mientras circulaban por la Gran Vía de Barcelona, Jesús comenzó a acelerar y a saltarse semáforos en rojo para perder a los escoltas de Casa Real. Lo que obligó a Juan Carlos I a intervenir.
Fue a raíz de ese episodio, que el padre de la infanta Cristina tuvo que obligar a su hija a no ver nunca más a un Jesús Rollán al que consideraban un peligro en todos los sentidos posibles.