Jaime de Marichalar obligaba a la infanta Elena a pasar un examen para poder salir a la calle

Este riguroso control consistía en un detallado chequeo de vestimenta, maquillaje y actitud a la infanta Elena.

En medio de una creciente ola de publicaciones sobre la vida privada de la familia real española, ha salido a la luz un dato impactante sobre el matrimonio entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena. Fuentes cercanas aseguran que el exduque de Lugo exigía a su entonces esposa pasar por una especie de “examen” antes de cada aparición pública.

Este riguroso control, que ha generado polémica, consistía en un detallado chequeo de vestimenta, maquillaje y actitud. De acuerdo con los informantes, Marichalar justificaba esta práctica alegando que todo debía ajustarse a los estándares de perfección que, según él, exigía el entorno de la realeza. Sin embargo, quienes presenciaron estos episodios lo describen como un ejercicio de control más que como una cuestión de protocolo.

Este tipo de dinámicas habrían contribuido al desgaste del matrimonio, que finalmente terminó en 2007 con una separación que marcó un antes y un después en la vida de ambos. Fuentes allegadas a la Casa Real comentan que la infanta Elena vivió este periodo como una liberación, ya que pudo retomar el control sobre su imagen y su vida pública.

Jaime Marichalar le robo personalidad a la infanta Elena

Aunque es común que los miembros de la realeza cuenten con asesores de imagen y expertos en protocolo, este tipo de supervisión impuesta por Jaime de Marichalar parece haber sido especialmente estricta. “No se trataba solo de si el vestido era adecuado o si el peinado estaba bien”, explicó una fuente cercana a la infanta Elena. “Jaime le hacía preguntas sobre cómo debía comportarse en ciertos escenarios y cómo responder ante la prensa”.

El llamado “examen” no se limitaba al aspecto físico, sino que también abarcaba cuestiones de etiqueta y comportamiento en eventos oficiales. Según relatos, la infanta Elena, conocida por su carácter afable y natural, se sentía incómoda y presionada por estas exigencias.

La infanta Elena, conocida por su carácter fuerte y su compromiso con la discreción, intentó mantener las apariencias durante años, pero estas imposiciones habrían minado la relación, haciendola vivir un desgaste emocional que pudo sufrir.

El presente de la infanta Elena

En la actualidad, la infanta Elena sigue desempeñando actividades vinculadas a la Casa Real, aunque con menor visibilidad que en el pasado. Se la ha visto participando en eventos ecuestres y culturales, siempre alejada de los escándalos mediáticos.

Por su parte, Jaime de Marichalar ha mantenido su vida privada fuera del foco mediático tras el divorcio, limitándose a sus actividades profesionales en el ámbito financiero. Estas revelaciones podrían abrir la puerta a nuevas discusiones sobre la presión y el control en matrimonios de figuras públicas, especialmente en el contexto de familias reales donde la imagen lo es todo. Sin embargo, la infanta Elena parece haber encontrado la paz que buscaba tras su separación, disfrutando de una vida más tranquila y alejada de las imposiciones del pasado.