Jaime de Marichalar incomodaba a la infanta Elena con sus gustos en la cama

Desde el inicio del matrimonio entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena surgieron diferencias en la intimidad.

Durante años, el matrimonio entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena de Borbón fue objeto de atención mediática. Aunque públicamente mostraban una imagen de unidad, los rumores sobre tensiones internas y diferencias irreconciliables siempre estuvieron presentes. Según fuentes cercanas a la pareja, uno de los factores que habría contribuido a su distanciamiento fueron las preferencias y gustos del ex duque de Lugo en la intimidad, que incomodaban profundamente a la infanta.

El enlace entre Elena y Jaime, celebrado en 1995, fue recibido con entusiasmo por la familia real y la sociedad española. Marichalar, con su porte elegante y su reputación como hombre de mundo, parecía el complemento ideal para la primogénita del rey Juan Carlos y la reina Sofía. Sin embargo, desde el inicio del matrimonio, surgieron diferencias en cuanto al estilo de vida y la privacidad que ambos deseaban mantener.

Las diferencias en la intimidad entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena

Fuentes cercanas a la pareja aseguran que Marichalar tenía gustos poco convencionales en la esfera íntima, los cuales generaban incomodidad en la infanta Elena. Aunque siempre se ha mantenido un estricto hermetismo sobre los detalles, algunas filtraciones sugieren que las preferencias del exduque de Lugo contrastaban con la personalidad más tradicional y reservada de la hija mayor de Juan Carlos I.

Estas diferencias habrían sido motivo de discusiones y tensiones dentro del matrimonio. Para Elena, criada en el seno de una familia con estrictos códigos de conducta, la situación resultaba especialmente complicada. La infanta intentó adaptarse, pero con el tiempo, estas discrepancias se volvieron insalvables, erosionando la relación. La familia real, consciente de las dificultades del matrimonio, intentó mediar en varias ocasiones. Sin embargo, la relación se deterioraba a pasos agigantados. Los rumores sobre la vida privada de Marichalar y su comportamiento poco convencional en ciertos círculos sociales llegaron a oídos de la Casa Real, aumentando la presión sobre la pareja.

Elena, siempre leal a su familia, se encontraba en una encrucijada. Por un lado, deseaba mantener la unión familiar por el bien de sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. Por otro, la situación era cada vez más insostenible.

La separación y sus consecuencias

En 2007, el anuncio oficial de la separación sorprendió a España. Aunque no se dieron detalles sobre las razones exactas, los medios especularon sobre los problemas personales y las diferencias irreconciliables entre ambos. Finalmente, en 2010, se concretó el divorcio, marcando el fin de una etapa y dejando a la infanta Elena como la primera miembro de la familia real española en separarse oficialmente.

Desde entonces, Marichalar ha mantenido un perfil bajo, mientras que Elena ha retomado sus actividades públicas y su vida como madre de sus dos hijos. Aunque las tensiones del pasado quedaron atrás, este episodio sigue siendo un recordatorio de las dificultades que enfrentó la pareja en su vida privada. Hoy, la infanta Elena ha encontrado estabilidad y serenidad, dedicada a sus hijos y a sus compromisos oficiales. Jaime de Marichalar, por su parte, se mantiene alejado del foco mediático, aunque continúa presente en algunos eventos sociales exclusivos. El tiempo ha sanado las heridas, pero las diferencias que marcaron su matrimonio siguen siendo objeto de especulación y curiosidad pública.