Jaime de Marichalar está siendo tratado para vivir 120 años

Un cambio silencioso en la vida de Jaime de Marichalar despierta curiosidad y admiración

Jaime de Marichalar ha dado un giro total a su vida. Alejado de la familia real desde hace años, mantiene un perfil discreto, sin escándalos ni apariciones públicas innecesarias. Nunca buscó beneficios del apellido Borbón. De hecho, su separación de la infanta Elena fue, según su entorno, más una liberación que una ruptura dolorosa.

Durante mucho tiempo no cuidó su salud. El estrés, el tabaco y una vida poco ordenada terminaron afectando su corazón. A partir de ahí, Marichalar decidió que necesitaba un cambio real. Y no uno cualquiera. Su objetivo es ambicioso: llegar a vivir 120 años, pero con calidad de vida.

Para ello, ha comenzado a seguir al pie de la letra las indicaciones del doctor Manuel de la Peña, un cardiólogo de renombre que ha ganado fama entre muchos personajes públicos por su enfoque práctico y positivo sobre la longevidad. Entre sus consejos: evitar el tabaco, rodearse de gente que sume, reír más, cuidar la dieta, mantener la tensión controlada y hacer ejercicio diario. Según De la Peña, el 75% de nuestra salud depende de nuestros hábitos.

Ejercicio diario y una rutina firme

Jaime no está improvisando. Tiene una rutina bien marcada. Cada mañana entrena con Giorgio Torelli, un ex campeón de gimnasia que se ha convertido en su entrenador personal. Hacen una hora de ejercicio casi todos los días. Por cada sesión, paga 40 euros. Pero para él, la mejora física y mental bien lo valen.

Aunque aún tiene alguna recaída con el tabaco, ha reducido notablemente su consumo. Se siente más ágil, con más energía, y según cuentan quienes lo ven, ha rejuvenecido notablemente. Ya no es el hombre encorvado y serio que aparecía en actos institucionales. Ahora sonríe, escucha música que le anima, y se ha alejado de personas negativas.

El cambio no es solo físico, también emocional. Marichalar quiere vivir más, pero también mejor. Y está convencido de que la fórmula del doctor De la Peña es el camino correcto. No se trata de vivir eternamente, sino de vivir plenamente. A sus 61 años, está decidido a cumplir los 120 con energía, salud y sin mirar atrás. Porque el pasado ya no pesa. Ahora solo cuenta el presente... y todo lo que le queda por delante.