Iñaki Urdangarin rompe relaciones con Irene por los hijos de Ainhoa Armentia
La familia Urdangarin atraviesa un momento de gran tensión personal
La tensión familiar ha estallado. Iñaki Urdangarin ha tomado una decisión drástica: romper la relación con su hija Irene. El motivo principal no es otro que el comportamiento hostil que la joven ha mostrado hacia Ainhoa Armentia y, sobre todo, hacia los hijos de esta. Para Iñaki, se ha cruzado una línea que no está dispuesto a tolerar más.
El desprecio constante de Irene
Todo comenzó en Navidad, durante una visita familiar en Vitoria. Irene mostró una actitud despectiva hacia Ainhoa desde el primer momento. La calificó de interesada y aprovechada, sin esconder su desprecio. Pero lo más grave llegó cuando también se dirigió con dureza hacia los hijos de Armentia, a quienes trató con frialdad y comentarios hirientes.
El conflicto no fue puntual. En Semana Santa, se repitieron escenas similares. E incluso durante una visita a Londres, cuando Iñaki viajó con Ainhoa para ver a sus hijos, Irene mantuvo su postura de rechazo. Las palabras que usó para referirse a la pareja de su padre fueron muy duras. La acusó de romper la familia, y en círculos privados ha llegado a llamarla “pelandrusca” y “muerta de hambre”.
Estas actitudes han dolido profundamente a Iñaki, quien intentó durante meses mantener una relación cordial con su hija menor. Pero el desprecio hacia Ainhoa y sus hijos se volvió insostenible.
Una decisión dolorosa, pero firme
Iñaki y Ainhoa llevan casi cuatro años juntos. Su relación se consolidó tras superar momentos muy complicados, incluidos los años en prisión del exduque. Él buscaba empezar de nuevo, lejos del entorno de los Borbón, con los que quería cortar lazos definitivamente.
En Ainhoa encontró estabilidad, apoyo y una nueva familia. Por eso, la constante humillación hacia ella y sus hijos ha sido la gota que colmó el vaso. Iñaki ha tomado una decisión firme: no quiere saber nada de Irene mientras no exista respeto.
La relación entre padre e hija está completamente rota. Desde su graduación, apenas han tenido contacto, y la distancia emocional se ha convertido ahora en una ruptura total. Las heridas están abiertas y tardarán en sanar. Iñaki lo tiene claro: por proteger a los suyos, está dispuesto a alejarse incluso de su propia sangre.