Iñaki Urdangarin, en tratamiento médico por un cuadro severo con diagnóstico grave
Los estragos de la soledad han deteriorado su salud mental y no es el mismo Iñaki de antes
Iñaki Urdangarin ha vivido una montaña rusa desde la sentencia que lo llevó a la cárcel por más de 5 años. Los cargos: malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias. Ingresado en 2018 en la cárcel de Brieva (Ávila), Iñaki enfrentó un largo tiempo en soledad que no le dejó consecuencias emocionales fuertes que ha tenido que tratar en terapia y que no le han permitido ser el mismo de antes.
Urdangarin vivió con comodidades y privilegios durante su encarcelamiento. Fue el único hombre en una cárcel femenina, con un módulo para él solo donde se movía a su antojo con toda libertad. Con 400 metros de dormitorio, una cama matrimonial, baño privado, sala y patio, cero barrotes o puertas con pestillos, vivió en una ambiente “agradable” pese a estar privado de libertad.
Los privilegios no evitaron las consecuencias
Sin embargo, la estadía del ex duque en la cárcel fue deprimente y trajo consecuencias severas para su mente. Ya dentro del centro penitenciario se registraron indicios de lo mal que la estaba pasando con la soledad. Iñaki logró que ingresaran una bicicleta a su hogar transitorio, y ahí se le iban las horas en entrenamientos interminables que sobre exigía a su cuerpo, quizás para no pensar en medio de las circunstancias, lo que generó un colapso en su sistema que tuvo que ser atendido por el equipo médico del lugar.
el periodista Nacho Gay recolectó detalles importantes de la estadía de Iñaki en Ávila y los plasmo en su libro “Urdangarin, relato de un naufragio”, algunas de las anécdotas recopiladas entre estas líneas, provienen de notas que el ex esposo de la infanta Cristina, escribía la noche anterior a sus conversaciones y confesiones con el capellán de la cárcel, el padre Galán, con quien Urdangarin construyó un vínculo importante que lo ayudó a sobrellevar la situación que vivía.
Problemas familiares
Entre estas historias cuenta que Iñaki recibía a sus familias por más horas de la permitidas, era un beneficio especial por su posición, Sin embargo, en alguna oportunidad su hija Irene no cumplió con una cita pautada y parece que "se llevó un disgusto enorme", según narra el escritor. A estas experiencias hay que agregar que nunca tuvo un vis a vis con su esposa, hecho que ha causado controversia, pues para entonces, seguían siendo pareja.
Dentro de las páginas del mismo libro, el autor cuenta que el sacerdote llegó a preguntarle en sus conversaciones a Iñaki si le había sido infiel alguna vez a su esposa, a lo que él respondió “nunca”. Aquí hay que resaltar que, pese a todo lo vivido, la infanta estuvo con su esposo en estos duros momentos, y no es hasta su excarcelación que el ex duque inició una relación extramarital con su actual pareja, Ainhoa Armentia, que según parece, a cabo con el matrimonio.
Aunque siempre se ha visto al deportista como el verdugo de la situación, el libro revela que él mismo comentó al padre Galán, que tenía un "sentimiento de decepción como marido por el comportamiento de su esposa en los últimos años”. Lo que permite entrever que ya había una fractura en el amor de la pareja.
Todo lo que vivió Iñaki Urdangarin en la cárcel marcó su vida, especialmente, su salud mental. Sus familiares alegan que no es el mismo de siempre y esto les preocupa. Y es que, con todo y privilegios, estar preso no es una experiencia que se supere a la primera. A eso hay que sumarle el escarnio público y el acoso que Urdangarin vivió al salir de la cárcel. Él mismo señaló en una entrevista en COPE que tuvo “un linchamiento mediático importante y recuperar el equilibrio es difícil”, reconocimiento que confirma su estado y la lucha que lleva a día por recuperarse y ser el mismo de antes.