Froilán recibe un sueldo como el de la infanta Elena y Cristina

El misterioso origen del estilo de vida de Froilán, entre viajes y lujo

Froilán recibe un sueldo como el de la infanta Elena y Cristina Froilán recibe un sueldo como el de la infanta Elena y Cristina

Froilán, el nieto mayor del rey emérito, lleva una vida digna de un personaje de ficción. A sus 26 años, va y viene entre Abu Dabi y Madrid con una soltura envidiable. Sin responsabilidades institucionales ni empleo visible con salario equivalente, su estilo de vida desconcierta. Pero ya hay quien tiene clara la respuesta: recibe una paga de su abuelo. Igual que sus tías, las infantas Elena y Cristina, Froilán disfruta de una asignación que cubre caprichos, viajes, cenas y vuelos de ida y vuelta como si fueran trayectos en autobús.

Desde que se trasladó a Emiratos Árabes para mantenerse alejado de los focos —y también cerca del emérito—, Froilán ha mantenido un perfil más discreto. Pero su tren de vida no ha disminuido. De hecho, sigue frecuentando los locales de moda cuando pisa Madrid y no escatima en viajes por cualquier excusa: cumpleaños, puentes, ferias o vacaciones familiares. Si no es un sueldo oficial, se le parece mucho. En determinados círculos, se da por hecho que su abuelo sigue financiando a los nietos más cercanos, como ya hizo con sus hijas durante años.

Un estilo de vida que pocos pueden permitirse

Ni su puesto en una multinacional en Abu Dabi ni sus ocasionales apariciones en actos sociales justifican un nivel económico tan alto. Froilán no necesita comparar precios ni planear con antelación. Los vuelos se reservan solos y el ritmo de vida no baja aunque pase meses sin aparecer por España. Según fuentes cercanas, su manutención es una especie de acuerdo tácito: el abuelo paga, y el nieto se porta. O al menos, intenta no meter la pata.

Y así, entre Ramadanes en silencio y domingos de vermú en Chamberí, Froilán sigue existiendo en una zona gris entre lo institucional y lo invisible. No tiene título, ni agenda pública, pero nunca le falta de nada. Como un ilusionista que nunca revela el truco, su economía se sostiene sobre un pacto familiar del que nadie habla, pero todos conocen.

Mientras tanto, sigue en su papel de joven Borbón errante. Con más libertad que sus primos, y más recursos que la mayoría. Como sus tías, pero sin firma oficial.