Froilán ha gastado más de 80.000 euros en sus vacaciones en España

Las fiestas de Froilán nunca pasan desapercibidas

Froilán no es de los que se lo piensan dos veces a la hora de divertirse. Este verano, el hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar ha reventado España con su ritmo de fiestas, escapadas y noches sin fin. Un verano que, según fuentes cercanas, le ha costado más de 80.000 euros, un dinero que, eso sí, ni un solo céntimo es suyo. Todo proviene de Juan Carlos I, que sigue pagando generosamente los caprichos de su nieto, ajeno a si lo invierte en algo útil o no.

Durante estas vacaciones, Froilán ha dejado claro que no está para responsabilidades ni para formación. Ni cursos, ni estudios, ni planificación de futuro: todo su presupuesto ha ido directo a lo que más le apasiona: fiesta, amigos y ostentación. Ha recorrido Madrid, Baleares y otras zonas exclusivas de España, siempre buscando los mejores reservados, las bebidas más caras y los locales con mayor prestigio social. La noche ha sido su reino y Froilán, un auténtico emperador de la diversión.

Froilán necesita los mejores lujos

No solo se ha limitado a la vida nocturna. Su verano también ha incluido estancias en algunos de los hoteles más lujosos del país, donde el confort y la exclusividad han estado a la altura de su bolsillo ajeno. Cada desplazamiento, cada cena y cada reserva han sido cuidadosamente planificados para no escatimar en absolutamente nada. Para él, el verano no ha tenido límites y su cabeza solo ha estado en disfrutar al máximo, sin pensar en nada más.

Queda claro que, para Froilán, la vida adulta sigue siendo un concepto lejano. La generosidad de Juan Carlos I ha permitido que su nieto viva de manera despreocupada, disfrutando sin freno de un dinero que debería servirle también para formación o futuro. Pero él ha decidido que este verano todo sea para él y su diversión, dejando de lado cualquier otra responsabilidad.

Así pues, mientras muchos españoles han tenido que ajustarse y controlar sus gastos, Froilán ha vivido un verano que combina lujo, desenfreno y ausencia total de planificación. Más de 80.000 euros invertidos en noches interminables, mejores reservados, hoteles de ensueño y la alegría de no tener que preocuparse por nada, salvo por seguir disfrutando. El verano de Froilán ha sido, sin duda, de campeonato.