Froilán ha explicado a sus padres que el abuelo empieza a no reconocer a algunos amigos
Froilán alerta a sus padres sobre el deterioro mental de Juan Carlos I y su pérdida de memoria reciente
El estado de salud de Juan Carlos I ha empeorado notablemente en los últimos años. Desde que abandonó España en 2020, su calidad de vida se ha visto afectada de forma significativa. El emérito, que ahora tiene 87 años, sufre dolores intensos en la cadera y las piernas, que le impiden levantarse con facilidad. Además, los médicos de Zarzuela son muy pesimistas sobre su recuperación y consideran imposible que pueda volver a llevar una vida normal. Más allá del dolor físico, Juan Carlos I también lidia con un fuerte sentimiento de abandono y miedo a la muerte, especialmente en su residencia en Abu Dabi.
Lo que más alarma a su familia es el nuevo deterioro mental que empieza a manifestar. Froilán, uno de sus nietos, ha contado a sus padres que el abuelo ya no reconoce a algunos de sus amigos, algo que antes nunca le había ocurrido. Esta pérdida de memoria a corto y largo plazo resulta muy preocupante, porque la mente era hasta ahora uno de sus pocos puntos fuertes. La confusión y los episodios de olvido están afectando a Juan Carlos I de forma alarmante. Para el equipo médico, las limitaciones físicas y el desgaste mental se han combinado en un cuadro preocupante que refleja el desgaste inevitable de los años.
Preocupación en Zarzuela y la familia
En Zarzuela están muy pendientes de la situación y no ocultan su preocupación por el deterioro cognitivo del emérito. La pérdida de memoria y los signos de confusión han sido confirmados por quienes más tiempo pasan a su lado, quienes aseguran que ya no solo se trata de sus problemas físicos o de ánimo, sino de un cambio profundo en su estado mental. A sus 87 años, Juan Carlos I enfrenta un futuro difícil, en el que las cirugías son demasiado riesgosas y su recuperación parece imposible.
Este declive no solo afecta al exmonarca, sino que también golpea a su familia, que observa con tristeza cómo la persona que siempre fue fuerte y recordaba todo con claridad comienza a olvidar rostros y momentos. El propio Froilán ha transmitido a sus padres este duro golpe, evidenciando el impacto emocional que esta situación genera en todos los suyos. El emérito vive ahora en una especie de aislamiento, donde el peso de la enfermedad y el paso del tiempo parecen haberlo vencido.