Felipe VI tiene un refugio a 50 km de Madrid en el que se ve con sus amantes
un escondite entre pinos y secretos donde el rey busca refugio del protocolo y de su matrimonio
Felipe VI no siempre ha sido el rey serio y discreto que hoy representa la imagen oficial de la monarquía. En sus años de juventud, fue un hombre codiciado. Alto, educado, reservado. Un príncipe con carisma silencioso. Sin embargo, sus elecciones amorosas generaban tensiones con su padre, Juan Carlos I. Especialmente si la mujer no tenía sangre azul.
Esa presión constante lo empujó a buscar su propio espacio. Un lugar sin reglas ni miradas de reojo. Así nació un refugio escondido, a poco más de 50 kilómetros de Madrid. En una finca privada cerca del pantano de San Juan. Lejos de Zarzuela. Rodeado de pinares, colinas y silencio. Allí, Felipe encontraba algo parecido a la libertad.
En ese escondite, según reveló Pilar Eyre, se reunía con mujeres como Eva Sannum. A veces solo, otras veces con amigos de confianza. Las fiestas eran discretas. Nada de prensa. Nada de familia. Solo el deseo de vivir sin el peso de la corona por unas horas.
Vuelve el pasado… ¿con una nueva protagonista?
Con el paso del tiempo, aquel rincón quedó en pausa. Llegó Letizia. El matrimonio. Los compromisos. La imagen pública. Pero los rumores actuales sobre un enfriamiento en su relación matrimonial han vuelto a poner el foco en ese viejo escondite.
Fuentes cercanas aseguran que Felipe ha retomado sus visitas a la finca. Siempre con máxima discreción. Acompañado solo por un pequeño equipo de escoltas. Y no estaría solo. La nueva figura que ronda su vida sería una mujer rubia, delgada, divorciada. Muy atractiva. Con raíces aristocráticas. Vive en Pozuelo y tiene un apellido ligado al franquismo.
El nombre no se menciona, pero su vínculo con el rey no sería reciente. Según periodistas como Jaime Peñafiel, esta relación habría nacido hace años y se habría mantenido en secreto. Alejada de la luz pública. Pero viva. En este rincón oculto, entre los árboles y el agua tranquila, el rey parece encontrar algo más que descanso. Un espacio propio. Una historia paralela. Quizás, su único territorio realmente libre. Allí, lejos del ruido de palacio, Felipe VI sigue escribiendo en silencio los capítulos más íntimos de su vida.