Felipe VI ordena a seguridad de Casa Real controla las llamadas de Juan Carlos I

Felipe VI quiere asegurarse de que su padre no diga nada fuera de lugar

La edad no pasa en vano ni para los personajes más ilustres y Juan Carlos I no es ninguna excepción. El emérito lleva tiempo empeorando gravemente en cuanto a su estado de salud y ya no se encuentra en buenas condiciones ni físicas ni mentales. Todo esto ha llevado a Felipe VI a comenzar a preocuparse de verdad por lo que pueda llegar a hacer su padre. Y es que con el claro deterioro cognitivo que ha mostrado a lo largo de estos últimos tiempos, en Zarzuela tienen miedo de que, sin querer, revele alguno de los secretos mejor guardados de la Casa Real.

Ante esta situación, según cuenta Pilar Eyre, Felipe VI ya habría pedido a los servicios del CNI que intervengan todas y cada una de las llamadas que realiza su padre diariamente para desentrañar su contenido. No lo pide por miedo a algún tipo de represalia por parte de su padre, sino por miedo a que, sin querer, revele algo que nunca debe salir a la luz.

Y es que, no hay pocas cosas que ocultar respecto de la vida de Juan Carlos I que, no solo debe ocultar sus mil y un romances con sus amantes. Si no que también podría hacer saltar por los aires la estabilidad de la Casa Real si llegara a revelar como fue que llegó al trono o sus buenas relaciones con la familia de Francisco Franco, algo que no caería nada bien en gran parte de la ciudadanía española.

Felipe VI conoce todas las llamadas de su padre

De este modo, los servicios de seguridad de Zarzuela ya tienen totalmente intervenidas las comunicaciones de Juan Carlos I para saber todo lo que llega a pasar por su teléfono. Desde el contenido explícito de sus llamadas, hasta los interlocutores de las mismas y cualquier otra información que pueda resultar útil a la hora de evitar cualquier incendio provocado por una declaración fuera de lugar por parte de Juan Carlos I, que a veces ni sabe de lo que habla.

Así pues, para garantizarse una vida tranquila y sin sobresaltos inesperados, Felipe VI tiene absolutamente interceptadas las llamadas de su padre. De modo que, a pesar de la falta de capacidades cognitivas del emérito, siempre hay una red de seguridad para evitar que confiese algo que no debe saberse públicamente.