Felipe VI lleva ligues al palacio escondido en el monte del Pardo
Felipe Vi mantiene bien escondidos sus romances
La discreción siempre ha sido la gran arma de Felipe VI. De cara al público, el monarca proyecta la imagen de un hombre serio, dedicado a su cargo y con un matrimonio estable junto a Letizia. Pero la realidad es mucho más incómoda de lo que la Casa Real quiere admitir. Hace años que entre ellos no queda amor, solo un pacto silencioso para proteger a la institución y garantizar el futuro de sus hijas. La convivencia se rompió y cada uno vive su vida, aunque bajo un mismo techo cuando toca posar ante las cámaras.
Así pues, mientras Letizia mantiene sus propias escapadas fuera de España, el rey habría encontrado en un rincón secreto del Monte de El Pardo el lugar perfecto para sus encuentros más privados. Se trata del Palacio de la Quinta del Duque de Arco, una joya neoclásica prácticamente escondida, rodeada de jardines y con todas las garantías de discreción. Allí, lejos de las miradas indiscretas, Felipe VI habría compartido confidencias con amigos, reuniones personales y también citas íntimas con mujeres que nunca trascendieron.
Un espacio de paz para Felipe VI
La realidad es que este palacete se convirtió en su refugio desde los tiempos de príncipe. Un espacio inaccesible donde la seguridad impedía cualquier fotografía o filtración. Un palacio a media luz que, según apuntan fuentes cercanas, fue testigo de amistades muy especiales y relaciones que jamás verán la luz de manera oficial. Y es que, para el monarca, mantener una doble vida ha sido más sencillo de lo que parece cuando se cuenta con semejante escondite a apenas unos minutos de Zarzuela.
El secreto no estaba en lo que ocurría en Zarzuela, sino en lo que sucedía en este retiro privilegiado. Allí no había compromisos ni normas, solo la libertad de escapar por unas horas de una vida marcada por la presión institucional y un matrimonio roto que sigue en pie únicamente por conveniencia. No en vano, se llegó a plantear que este palacio fuese la residencia oficial del rey antes de la construcción del Pabellón del Príncipe.
Así pues, mientras la opinión pública se fija en sus apariciones oficiales junto a Letizia, lo cierto es que Felipe VI siempre tuvo un lugar en el que ser él mismo, sin rendir cuentas y sin testigos incómodos. Un palacio oculto que, según se comenta en los pasillos más próximos a la realeza, guarda muchas más historias de las que el rey estaría dispuesto a admitir.