Estefanía de Mónaco y Carolina de Mónaco, obligadas a convivir por orden de Alberto II, se llevan a matar

La relación entre Estefanía y Carolina está rota desde hace muchos años

Que las relaciones interpersonales dentro de la Casa Real de Mónaco, es un secreto a voces. La muerte del que fuera Príncipe de Mónaco, Raniero, marcó el comienzo de una guerra a tres bandas para hacerse con la mayor parte posible de la herencia. Una disputa entre hermanos que acabó provocando que Estefanía de Mónaco y Carolina acabaran absolutamente distanciadas y negándose la palabra. Una situación que ha acabado sacando de quicio a un Alberto de Mónaco que ha aprovechado esta Navidad para obligar a sus hermanas a acercar posturas.

En este sentido, según han revelado fuentes cercanas a la Casa Real de Mónaco, esta Navidad ha sido la excusa perfecta para que Alberto II haya llamado a todos los miembros de la plana mayor de la Realeza monegasca para reunirse, acercar posturas y, como mínimo, tratar de firmar algún tipo de tregua. Un plan que seguro que no habrá gustado ni a la Princesa Carolina ni a la Princesa Estefanía, las cuales se detestan profundamente y seguro que no habrán disfrutado de pasar una velada juntas.

Alberto quiere obligar a sus hermanas a firmar la paz

Si bien es cierto que el buen ambiente brilla por su ausencia, Alberto de Mónaco habría considerado que lo más adecuado por el bien de la Casa Real de Mónaco es obligar a sus hermanas Carolina y Estefanía, a firmar la paz. Sin embargo, según han podido saber fuentes cercanas a la Realeza de Mónaco, ambas hermanas están más que decididas a no volver a dirigirse la palabra en su vida. Y es que, desde que murió su padre Raniero, no ha habido ningún tipo de relación entre ambas.

Ante esta situación, a pesar de no haber trascendido detalles sobre la celebración de Navidad en Mónaco, sí que se ha revelado que Charlene, Estefanía y Carolina formaron parte de la lista de invitados. Una clara declaración de intenciones por parte de Alberto de Mónaco, que obligó a todos los enfrentados, a convivir, como mínimo en esta Navidad.

Charlene, también fue a la fuerza

Por su parte, quien tampoco fue de buen gusto a la cena navideña, fue Charlene de Mónaco, que recibió la orden de su marido, Alberto II, para que acudiera a la cena de Navidad. Un llamamiento que seguro no ha hecho ningún bien a la Princesa de Mónaco que, cuando es más feliz, es cuando está lo más alejada posible de su marido.