Estefanía de Mónaco se cambia la cara a los 59 años

Estefanía de Mónaco habría visitado varios centros de estética para rejuvenecer con un tratamiento revolucionario

Estefanía de Mónaco, hija de la icónica actriz y princesa Grace Kelly, heredó la inclinación artística de su madre, destacándose como una figura de gran presencia en el mundo de la moda durante los años 80. La hermana menor del príncipe Alberto II de Mónaco se convirtió en un símbolo de estilo y audacia, reflejado en su vestimenta atrevida, su apariencia andrógina y una figura tonificada que llamaba la atención en cada aparición pública. Sin embargo, hoy en día esa imagen ha quedado en el pasado, pues Estefanía ha decidido llevar una vida más privada, lejos de las cámaras y los titulares de la prensa. Su presencia pública es ocasional, generalmente reservada para actos puntuales relacionados con su fundación “Fight Aids Monaco”, una organización sin fines de lucro dedicada a la lucha contra el VIH/Sida. En una de estas recientes apariciones, los fotógrafos captaron imágenes que evidencian un notable cambio en su apariencia, una transformación que ha sorprendido a muchos, pues su rostro luce prácticamente irreconocible.

En su juventud, Estefanía fue conocida por su carácter desafiante, una actitud que surgió en gran medida como una respuesta a las dolorosas experiencias de su vida, especialmente el trágico accidente automovilístico en el que perdió a su madre. Este suceso fue un golpe tan duro que impulsó a la princesa a buscar múltiples caminos para escapar de sí misma. Así, se transformó en una joven que exploraba distintas facetas y profesiones, intentando encontrar un sentido de pertenencia. Estefanía incursionó en la moda, la música, e incluso en el mundo del espectáculo circense, siempre buscando un propósito. Décadas después, su rostro muestra los rastros del tiempo, con líneas de expresión y arrugas profundas. Sus ojos, rodeados de bolsas, reflejan un visible cansancio, y la espontaneidad que antes caracterizaba su mirada parece haber sido reemplazada por una expresión más serena y madura. Muy distinta a la imagen de glamour y dulzura que irradiaba en los años dorados del Club Náutico de Mónaco, cuando era admirada como una de las “royals” más imitadas.

Estefanía de Mónaco habría usado un tratamiento rejuvenecedor 

Actualmente, la hija menor de Grace Kelly y el príncipe Rainiero prefiere moverse por las calles de Mónaco con atuendos discretos, lejos del brillo y la opulencia que caracterizan a otros miembros de la realeza. Apenas usa maquillaje y, en la mayoría de sus apariciones, se muestra con canas que sólo tiñe en ocasiones especiales, cuando se presenta en eventos benéficos. A diferencia de su hermana Carolina y su cuñada, la princesa Charlene, Estefanía ha dejado de asistir al Baile de la Rosa, el evento más emblemático de la alta sociedad monegasca. En lugar de la alta costura, ha optado por un estilo sencillo y cómodo que se adapta a su día a día sin llamar demasiado la atención.

Las arrugas de su rostro no son un motivo de preocupación para Estefanía. Con frecuencia ha sido objeto de comentarios sobre su envejecimiento prematuro, atribuido por algunos medios a su estilo de vida rebelde y a las cicatrices emocionales que dejó la muerte de su madre. Pese a estas críticas, la princesa ha declarado en entrevistas que su apariencia actual refleja una vida que ha sabido disfrutar. En una conversación con la revista “Paris Match”, Estefanía fue clara: “No me asustan las arrugas si dan testimonio de una vida en la que hemos disfrutado”.